Zaqueo again

20 de noviembre
Martes XXXIII
Lc 19, 1-10 Un hombre llamado Zaqueo…

Tu Palabra, Señor, que vuelve a mi ser y lo revuelve, constantemente, con aquellos fragmentos que más necesito oír, adaptar a mi vida, por los que me tengo que dejar interpelar. Hoy, y tantas veces, Zaqueo, bajo de estatura, que hace lo imposible para verte, para escuchar tu Palabra, siempre tu Palabra, Señor, que vuelve y revuelve, diciendo: Baja enseguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa. Y empieza a cambiar algo…¿verdad?

Autor: Nano SM

Religioso Marianista, sacerdote. Actualmente trabajo en la pastoral de un colegio en Madrid, precisamente donde estudié y sentí la llamada a la vocación religiosa. Desde hace tres años escribo cada día un comentario a la Palabra de Dios, que me ayuda a encarnarla y a darla a los demás. De alguna manera participo en la misión de María, dando a Jesús, dando su Palabra.

3 opiniones en “Zaqueo again”

  1. Again porque no debemos darlo por sentado solo porque ya casi sepamos recitarlo de memorieta.

    Again porque, si no nos sacuden, no nos caemos de la higuera.

    O del guindo.

    Jesús, sacúdenos con tu Evangelio. Para que todo sea nuevo.

    Como en casa de Zaqueo.

  2. Con todo mi afecto amigos.

    Fue tal el asombro de Zaqueo, de que lo hubiera visto el señor, y más que fuera a ir a su casa…

    Cómo envuelve la mirada de Jesús.

    El toma la incitaba, lo trasforma del egoísmo al desprendimiento, porque Tú Señor, lo llamaste, con tu Palabra, autentica y siempre nueva.

    El amor y la misericordia hicieron el milagro y harán el milagro contigo y conmigo.

  3. Cuando Jesús llama, cuando pronuncia tu nombre y te dice que bajes enseguida porque quiere ir a tu casa, cuando entra en tu casa, la vida cambia, la vida se transforma.
    ¿Que hablarían Jesús y Zaqueo dentro de la casa?, ¿que sentiría Zaqueo para cambiar su vida después de esta visita?.
    Yo no me subí a ninguna higuera para buscar al Señor, pero Él me llamó y me transformó aquel día.
    Gracias por tu llamada, Señor, y gracias por la persona que escogiste para hacerlo. Mi casa se abrió para ella y para ti, y desde ese día cambió mi vida.

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