13 de febrero
Jueves V
Mc 7, 24-30 Fue a buscarlo y se le echó a los pies
Fui a buscarte y me eché a tus pies. Allí, en el silencio de la tierra, te adoré. Allí me dí de hecho a mí, sin dejar cosa, allí te prometí el ser tu esposa. Y desde entonces me adornas con tus joyas y tus carriles rezuman para mí abundancia. Tu me encuentras cada día, cuando te busco y cuando no lo hago. Tú me alcanzas. Tú me retienes; tú me perdonas; tú me das la vida inexplicable. Tu tú me hace tuyo. Tu abismo me redime.
¡¡Que humildad más grande nos demuestra ésta actitud!!
Ir siempre en pos de ti Señor, reconocer humildemente mis miserias y necesidades, pedirte perdón e intentar vivir en unión a Ti. ¡¡Gracias Señor por extender siempre tu mano que me levanta!!
Dime que no para que aún te desee más