7 de marzo
Miércoles II cuaresma
Mc 20, 17-28 El que quiera ser el primero de vosotros, que sea vuestro servidor
Tu lógica, Señor, que es fuente de vida, es contraria totalmente a las lógicas que funcionan en nuestro mundo y que publicitan una felicidad falsa y efímera. El que quiera ser primero entre vosotros que tenga poder, prestigio, influencia, información, que controle, que domine, que…Y tú, desde el evangelio, nos dices: que sea vuestro servidor. Hasta dar la vida en la cruz. Úneme a tu destino de Hijo, primogénito, amado.
Señor, deseo ahondar en éste tiempo cuaresmal en el servicio, no como único tiempo, sino mejorable.
La mejor de las acciones que podemos hacer los hombre, es dar vida a los dones recibidos.
Tú nos enseñaste, nos dejaste un largo camino de servicio hacia el hombre; sanando, perdonando levantando al caído.
¡¡Ayúdame Señor, deseo cambiar!!
Me separas del resto y en la subida me hablas del dolor, la muerte y la entrega; me rebelo y busco un puesto de honor a tu lado olvidando que no soy yo quien decide.
Entonces te alzas por encima de mis miedos, caminas firme rozando mis sentidos y entonas cantos que sacuden mi alma en medio de la noche.
En un mundo que el poder y el dinero es la meta, vienes tú, Señor, y nos dices lo contrario, nos dices que para ser el primero hay que ser el servidor de todos.
Dos mil años después el evangelio es actual y oportuno, y yo solo quiero hacer lo que tú hiciste, ceñirme la toalla y lavar los pies a mi hermano, servir al que tengo enfrente, ayudar al que lo necesita, sentirme inferior a todos porque eso fue lo que tu hiciste por mí, servir hasta la cruz.
Ayudame a servir, así seré el primero.