8 de octubre
Lunes XXVII
Lc 10, 25-37 El que practicó la misericordia con él
El buen samaritano; el que muestra tu rostro misericordioso; el que se desprende de sí mismo a favor del prójimo sufriente; el que venda las heridas y sana los corazones desgarrados; el que cura con el bálsamo del amor; el que ama a Dios y ama a su prójimo; el que sabe que donde no hay amor uno debe poner amor y recibirá, sin saber cómo, más amor. Haznos samaritanos en nuestro mundo tan lacerado por la desigualdad, la injusticia y el asalto a mano armada de los que controlan lo económico.
Hoy quiero hacerte una súplica Señor.
¡¡Qué nunca me vuelva indiferente ante el dolor de mis hermanos!!
La caridad, el amor que nos pides es el inmediato, no el de mañana.
¡¡Gracias Nano, por la meditación de la Palabra!!
Tu mirada levanta del suelo a los derrotados, tus palabras consuelan a los afligidos y tu látigo golpea el corazón del ingrato.
No permitas que un velo ciegue mis ojos