17 de julio
Domingo XVI
Col 1, 24-28 Dar a conocer la gloria y la riqueza de este misterio
Eres tú el misterio, Cristo amado, escondido en mi propio corazón, en la pupila de mi ojo, con el que tú me miras, ojo de paloma, canto de cigarra, eterna melodía de incierto despertar, claridad de la mañana, María sentada a tus pies, escuchando tu palabra. Esa mejor parte que nada ni nadie me podrá arrebatar. ¿Quién me separará del amor del Señor?
Un corazón itinerante
lo ve todo
lo sabe todo
y todo lo entiende