18 de noviembre
Miércoles XXXIII
Ap 4, 1-11 Miré y vi una puerta abierta en el cielo
Tú eres la puerta, la puerta abierta. Tú eres mi propia mirada. Tú eres ofrenda y bendición. Tú eres el más puro amor. Tú eres mi vida, y me haces ser viviente, para tu gloria y tu alabanza. Gracias, Señor.
Autor: Nano SM
Religioso Marianista, sacerdote. Actualmente trabajo en la pastoral de un colegio en Madrid, precisamente donde estudié y sentí la llamada a la vocación religiosa.
Desde hace tres años escribo cada día un comentario a la Palabra de Dios, que me ayuda a encarnarla y a darla a los demás. De alguna manera participo en la misión de María, dando a Jesús, dando su Palabra.
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