Discípulo

10 de julio
Sábado XIV

Mt 10, 24-33 Un discípulo no es más que su maestro

No soy digno, Señor, de desatar las correas de tus sandalias. Y si tú, el Señor, el maestro, te has hecho pobre…¿cómo puedo ser yo rico? Si te has puesto en el lugar de los últimos…¿cómo puedo querer ser de los primeros? Si te has hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz…¿cómo pretendo vivir buscando ante todo mi voluntad, esquinando la cruz? Preguntas para poner ante ti, a la luz de tu amor y tu mirada llena de misericordia.

 

Rocío

9 de julio
Viernes XIV 
Os 14, 2-10 Seré para Israel como rocío 
Vuelvo a dejar que tu Palabra me llene de poesía, me nutra y me recree, al tomar conciencia de tu amor que enriquece mi vida, que la llena de vitalidad, de frescor, de fecundidad, de hermosura:  “seré para Israel como rocío, florecerá como azucena, será su esplendor como el olivo, como un ciprés frondoso. De mi proceden tus frutos”. Así es, Señor. Y quedo en Ti. 

Correas de amor

8 de julio
Jueves XIV

Os 11, 1-4.8-9 Con correas de amor lo atraía

Oseas usa ahora la imagen del amor filial para mostrar el amor que tú nos tienes, a pesar de las muchas infidelidades. Saboreo  estas palabras y las llevo al corazón, para que tu amor me fortalezca: “le enseñé a andar, lo alaba en brazos, él no comprendía que yo lo curaba, le daba de comer. Se me conmueven las entrañas. Con correas de amor lo atraía”.

Ovejas descarriadas

7 de julio
Miércoles XIV

Mt 10, 1-7 Id a las ovejas descarriadas de Israel

Eres claro, Señor, y nos envías a las ovejas descarriadas de Israel, a proclamar que el reino de los cielos está cerca. Nos envías como a los apóstoles, cuyos nombres hemos recordado en el evangelio de hoy. Preferir a los que no están sobre los que están, a los que no conocen sobre los que conocen, a los que rechazan habiendo conocido algo, no a Ti, que no les ha convencido. ¿Quiénes son las ovejas descarriadas? Tus preferidos.

Vientos y tempestades

6 de julio
Martes XIV

Os 8, 4-7.11-13 Siembran vientos y cosechan tempestades

Hoy me sorprendo encontrando este refrán castellano como profecía de Oseas, como Palabra tuya, Señor. Es verdad. El que siembra generosamente, generosamente cosechará. El que lo hace tacañamente, tacañamente cosechará. El que siembra vientos, recoge tempestades. ¿Qué siembro yo para ti, Señor?

Cortejar en el desierto

5 de julio
Lunes XIV

Os 2, 16-18.21-22 Yo la cortejaré

Hermosa expresión para hablar del requerimiento de amores. Me cortejas en el desierto, Señor, en la soledad poblada de aullidos, en el silencio, en la sequedad, en la pobreza, en la carencia de recursos. En la desnudez y en el vacío me vuelves a ti y me hablas al corazón. “Yo la cortejaré, me la llevaré al desierto, le  hablaré al corazón… me casaré contigo en fidelidad y te penetrarás del Señor”

La mies

4 de julio
Domingo XIV

Lc 10, 1-12.17-20 La mies es mucha los obreros son pocos

Rogad pues al obrero de la mies que envíe obreros  a su mies. Orar.  Pedir por las vocaciones a la vida religiosa, al sacerdocio. Pedir también laicos comprometidos en la tarea evangelizadora de la Iglesia. Pedirte, Señor, para que tú nos des. Para que tú sigas manteniendo la Iglesia, joven y rejuvenecida por tu don. Y que la petición que te hago impulse el  compromiso con la vocación que me regalas.

Tomás

3 de julio
Santo Tomás

Jn 20, 24-19 Dichosos los que crean sin haber visto

Gracias a la duda de Tomás nos ha llegado la dicha.  Gracias a su fiesta, nos llega, al inicio de este mes de julio, el eco de la pascua florida: hemos visto a Jesús, paz a vosotros, ¡Señor mío y Dios mío!. Verte y saberte presente cada día, resucitado, en medio de nosotros, en el entresijo de  mi vida.

De todo corazón

2 de julio
Viernes XIII

Salmo 118 Dichoso el que te busca de todo corazón

Buscarte, desearte, con todo el corazón, con todo el alma, con todo el ser, estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado, buscarte por amor, porque el amor llama, buscarte consumido en el deseo de encontrarte, buscarte anhelando el camino verdadero que conduce hasta ti, que me andas buscando. Abro la boca y respiro, ansiando tu nombre y tu recuerdo. Esta mañana mi espíritu madruga por ti.

¡Ánimo, hijo!

1 de julio
Jueves XIII

Mt 9, 1-8 ¡Ánimo, hijo!

Escucho tu palabra, Señor, esta mañana: ¡ánimo, hijo! T palabra que recrea y enamora, que infunde vida y fortaleza, que sostiene las rodillas vacilantes, que es consuelo y delicia, que reconforma. ¡Ánimo, hijo! ¿No ves que yo estoy contigo todos los días, ahora y por siempre? ¡Ánimo, hijo, no temas! ¡Ánimo, hijo, tus pecados están perdonados! ¡Ánimo, hijo, levántate y anda!