Octava de Pascua III

3 de abril
Miércoles Octava de Pascua

Lc 24, 13-35 ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba?

Ardía y arde mi en el recuerdo de tu voz magnífica, tu voz suave y perfumada, tu voz dulce y luminosa, tu voz potente, la voz que es tu Palabra, con la que hiciste todas las cosas, con la que transformas mi luto en danzas, mi desierto en vergel florido, mi oscuridad en claridad de tu presencia, mi tibieza en volcán enamorado. Arde mi corazón cuando me hablas en el silencio, y aunque no lo sepa, ni lo comprenda, se que tu hablar me arrulla y me embriaga, como el perfume del nardo.

04.03

Autor: Nano SM

Religioso Marianista, sacerdote. Actualmente trabajo en la pastoral de un colegio en Madrid, precisamente donde estudié y sentí la llamada a la vocación religiosa. Desde hace tres años escribo cada día un comentario a la Palabra de Dios, que me ayuda a encarnarla y a darla a los demás. De alguna manera participo en la misión de María, dando a Jesús, dando su Palabra.

3 opiniones en “Octava de Pascua III”

  1. Así es tu Palabra, suave, perfumada, dulce, luminosa. Palabra que llena, sacia y quema el corazón. La desesperanza de los de Emaús, se vuelve esperanza cuando abren los ojos y reconocen a Jesús. Sienten arder su corazón al escuchar al Señor, y cuando él desaparece, sin esperar a más se ponen en camino. Es hora de dar a los demás esa suavidad, perfume, dulzor, luz…
    El Señor nos sale al encuentro, nos habla, quema nuestro corazón y nosotros no nos podemos quedar quietos, hay que salir y repartir el fuego de su Palabra, hay que ponerse en camino y caminar junto al hermano para transmitir lo que hemos visto y oido.

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