12 de enero
Viernes I
Mc 2, 1-12 Nunca hemos visto cosa igual
Te veo y quedo admirado, conmovido, urgido a ser tuyo para siempre. Dejas la impronta de tu ser en mi ser, y ya no vivo sino para ti, que vives en mí, y solo anhelo ser más tuyo y menos mío. ¿Más como perseveras, oh alma, no morando donde vives? Apaga mis enojos y véante mis ojos, pues eres lumbre dellos, y solo para ti quiero tenellos.
Autor: Nano SM
Religioso Marianista, sacerdote. Actualmente trabajo en la pastoral de un colegio en Madrid, precisamente donde estudié y sentí la llamada a la vocación religiosa.
Desde hace tres años escribo cada día un comentario a la Palabra de Dios, que me ayuda a encarnarla y a darla a los demás. De alguna manera participo en la misión de María, dando a Jesús, dando su Palabra.
Lee todas las entradas de Nano SM