8 de julio
Domingo XIV semana
Lc 10, 1-12 Rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies
Hagamos esto hoy. Roguemos al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Que mande muchos jóvenes, chicos y chicas, dispuestos a entregar su vida por el evangelio, en medio de nuestras ciudades, pueblos, campos. Jóvenes que sepan dialogar con nuestra cultura y manifestar el amor exclusivo por Dios y por los hermanos y hermanas más necesitados. En la vida laical, en la vida religiosa, en la vida sacerdotal.
Efectivamente hoy es día para pedir a Dios que envíe personas a caminar por el mundo dando a conocer su Evangelio.
Después de muchos años dedicada a hablar de Jesús a niños y jóvenes, creo que ha sido el tiempo mejor empleado en mi vida. He enseñado y he aprendido; he ayudado a formar personas y me he hecho como persona;
he enseñado el evangelio y he aprendido del evangelio.
Espero continuar en ello muchos años más, y aunque a veces me parezca que el trabajo no da fruto, a lo largo de la vida he aprendido a esperar y he llegado a ver frutos en abundancia.
Seguimos rogando al dueño de la mies que no falten obreros que consigan frutos.