13 de febrero
Miércoles de ceniza
Salmo 50 Misericordia
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa. Pues yo reconozco mi culpa. Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve. Hazme oír el gozo y la alegría. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme. Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso.
¡Qué buen salmo para ir desgranando durante toda la cuaresma, para hacerlo oración prolongada! Dolor por mis pecados, gozo abundante por tu misericordia y tu perdón.
Por tu gran Misericordia, deseo gozar de éste tiempo de conversión.
Contando con tú Gracia, meditando tú Palabra, es mi deseo.
Hoy me uno al salmista, y te ruego que tengas misericordia de mí.
Conviérteme tú,
que sin ti nada puedo
Señor de la luz.
Ayunaré de deseos y peticiones, de risas y llantos
Ayunaré de noticias dañinas, pensamientos laberínticos y pasos perdidos
Ayunaré de reproches y desencuentros, jacarandas y dispersión
Ayunaré hasta saciarme de ti