10 de octubre
Sábado XXVII
Lc 11, 27-28 Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen
Cada día, Señor, me dices una palabra. Dejas que tu verbo entre en mi y me mueva a quererte a ti, a entregar con amor mi vida en tu servicio, amando sin reservas a los demás. Así me ofreces la dicha. Perdona mi poca generosidad, mi falta de fe en la promesa que me haces, en el camino que me muestras para alcanzar la dicha.