12 de enero
Martes I
I Sa 1, 9-20 LLorando a todo llorar
Así se dirige a ti Ana, en su infertilidad, con el alma llena de amargura, al tiempo que te ofrece y te consagra lo que se atreve a pedirte. En nombre de todas las mujeres que tienen el corazón tan roto y tan vacío que no saben que tú puedes colmarlas, en nombre de todas aquella que viven anegadas en su llanto, en nombre de aquellas que no tienen esperanzas y pues agonizan en tinieblas y sombras de muerte, en nombre de las que en sufrir al fruto de sus entrañas, me dirijo a ti, Señor, para pedir, aún más, tu misericordia.
¡¡Gran fe la de Ana!! Ella nos ayuda a entender que Dios no hace oídos sordos ante nuestras súplicas, que la perseverancia es una virtud que Dios siempre premia. Para mí lo más bello de esta lectura es la súplica confiada de Ana y su compromiso de entrega total a Dios, incluso del hijo concebido.¡¡Aumenta mí Fe Señor!!
Cuando me alejo de la vista de los hombres
lloro
río
canto
bailo
sueño
rezo
y duermo