27 de octubre
Martes XXX Semana
Rm 8, 18-25 Gemimos en nuestro interior
Gimo por ti, Señor, suspiro por ti, mi corazón te lo dice, mi ser te lo expresa, te anhelo, te espero, te deseo, te añoro, como busca la cierva corrientes de agua así mi alma te busca a ti, Dios mío, tiene sed de Dios, del Dios vivo. Esa sed se vuelve manantial interior, cascada fértil, valle umbroso, bosque impenetrable, donde tu anidas, donde me esperas, donde me desposas.
El mayor anhelo de mi vida eres Tú Señor, desde que abro mis ojos, hasta el final de la jornada, en tus manos pongo mi caminar diario y me siento segura. ¡¡Gracias Padre!!
Como las alas que cubren el cielo
mi amor cubrirá la tierra