25 de junio
Miércoles XII
Mt 7, 15-20 Por sus frutos les conoceréis
Porque al igual que no se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos, tampoco se cosecha misericordia si no se está en tu misericordia, ni bondad si no se está unido, de alguna manera invisible a los ojos, a ti. Ni hay verdadera alegría si no se vive el evangelio en plenitud, ni hay plenitud si no se está arraigado en la fuente de la vida. Y así es, aunque no terminemos de creerlo, ni lo parezca en este mundo tan singular.
Tomando como referencia la meditación, quiero ser un fruto creíble, no de palabras, sino en mi vida. Conociendo mi fragilidad, te suplico Señor, me des la gracia necesaria para serte fiel
Danos valor para afrontar el día en que veamos por escrito tu palabra