27 de mayo
Pentecostés
Hechos 2, 1-11 Se llenaron todos del Espíritu Santo
Tu Espíritu en mí, Señor, don espléndido, luz que penetra y quema, fuente tranquila inagotable de consuelo y bendición, dulzura jugosa y perfumada, huésped de mi ser en el más profundo centro, descanso y verde pradera donde recobro mis fuerzas tras el trabajo, brisa sonora que refresca en el calor del camino, como un oasis de sombras jugosas, gozo…Con tus dones me llenas, Señor, por eso proclama mi alma tu grandeza y mi Espíritu, que es tuyo, se alegra en Dios mi salvador.
Celebro con gozo esa fuerza que todo lo llena, que todo lo ilumina.
Espíritu que fortificas mi vida, has que siempre me deje guiar por Ti.
Que cada mañana empiece el día invocandote.
Tu Espíritu modela mi ser, sin él mi cuerpo se deshace en mil pedazos que se dispersan en forma de errantes y solitarios cristalitos luminosos.