3 de marzo
Sábado I semana
Mt 5, 43-48 Yo os digo, amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen.
Esto nos pides, Señor. Me pides. Déjame escuchar lo que me dices, tu palabra, déjame acogerla y hacerla mía. Déjame, Señor oír cómo me dices: ama a tus enemigos, reza por los que te persiguen. ¿Quiénes son Señor, en estos momentos mis enemigos? ¿Quién los que me persiguen? Tú me pides amar….a los que no piensan como yo, a los que yo considero que actúan mal, a aquellos que van en contra de mis intereses, de mis deseos, de mis planteamientos vitales. Amar a todos desde tu mismo amor. ¿A todos? A todos, incluso a mis enemigos.
Es muy difícil lo que hoy nos pide Jesús. Es difícil amar a los enemigos.
Yo creo que lo difícil es saber quienes son nuestros enemigos. Nos creemos que nuestros enemigos son los que no piensan como yo, los que no me dan la razón, los que me corrigen, los que no actúan como a mi me gustaría que actuasen, los que no me dan lo que espero. Todo me lo organizo en mi cabeza y a mi gusto. Tengo que ver en el prójimo a alguien que se equivoca (como yo), que no todo lo hace bien (como yo), que no siempre actúa como es debido (como yo), solo así amaré al prójimo como a mi mismo.
Jesús, quiero amar a todos desde tu mismo amor.