15 de diciembre
III domingo de adviento
Is 35,1-6ª.10 Florecerá como flor de narciso
Así florece el narciso, Señor, en tus manos, sin saber que es tuyo, sin saber que es narciso, sin saber nada, simplemente siendo, y por ello el desierto y el yermo se regocijan se alegra la estepa y florece, germina y florece como flor de narciso que no sabe que florece, y en el universo entero, por una sola flor, se festeja con gozo y cantos de júbilo. Tu gloria se acerca, desapercibida, vienes en persona y nos salvarás.
Como una montaña que atrapa el horizonte
como un mar de besos que aguardan la espera
como un centinela que grita
¡FUEGO!
Una lágrima de Dios donde reflejar los sueños
Is 35, 1-6.10 ; Mt 11, 7-11 / M.G
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