15 de septiembre
Nuestra Señora de los Dolores
Lc 2, 32-35 Y a ti una espada te traspasará el alma
El dolor del mundo, en el cuerpo de Cristo, muerto, en el regazo de María. El dolor de tantas madres que huyen de la guerra, del hambre, de nuestra injusticia estructural, de nuestra falta de solidaridad, de nuestra falta de humanidad, se pone junto a la Madre, en tu cuerpo muerto, Señor. Tanto dolor clama al cielo. Que brote tu justicia y descienda, en el seno de María.
Nos transmite Lucas 2 – 29 que al ver Simeón entrar a los padres con el niño Jesús en el templo bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes dejar morir en paz a tu siervo…»
Pido a Dios paz, paz y amor, para aquellos que se encuentran en el trance de presentarse ante el Padre, especialmente para un familiar.
Un corazón que no muere no vive