12 de noviembre
Lunes XXXII
Sb 1, 1-7 Buscad al Señor con corazón entero
Un corazón entero, de una sola pieza, es lo que quiero ofrecerte hoy, Señor. Un corazón no dividido, que pone en ti sus delicias y por tanto se transforma en un corazón abierto a todos. Un corazón que te busca a ti como única fuente de vida. Un corazón, como el de María, que vive para amarte y servirte, un solo corazón que pongo en tus manos, llenos de anhelos por ti.
Muy Amados en el Corazón de Nuestro Señor.
Vigila Señor, mi corazón, para que no dude ni desconfié.
Que mi simplicidad te agrade, que tu justicia Ame.
Hoy, me levanté muy temprano. Me había prometido siempre hacer mi oración en la mañanas y aunque siento la necesidad no la hice. al llegar al trabajo en poder encontrar mensajes así. Pienso,pienso y esta interiorización encuentro sonriente a Jesús, esperando por mí. Él es mi fuente de vida y no fallaré más. Así como espero en él, él espera por mí.
Encontrar al Señor con un corazón entero. A veces se nos olvida, partimos el corazón y dejamos entrar en él las prisas, el estrés, la apatía… Cosas que solo contribuyen a encerrarnos en nosotros mismos.
Ahora me apropio de tus palabras, Nano, para decirle a Dios que mi corazón es entero suyo.