11 de septiembre
Miércoles XXIII
Col 3, 1-11 Vuestra vida está con Cristo escondida en Dios
Hace hoy treinta años que mi vida está en Ti, Señor, por la profesión religiosa de los votos rde pobreza, castidad, obediencia y estabilidad en la Compañía de María. Ya que me has llamado, y que tu gracia me sostiene en la respuesta, ayúdame a buscare y a aspirar a ti. Que en ti lo encuentre todo, lo espere todo y sepa preferirte a todas las cosas.
“¿quién de nosotros ha llorado por estos hermanos y hermanas que viajaban sobre las barcas, por las jóvenes madres con sus hijos?. La misericordia requiere justicia. Solo a través de la justicia se puede lograr que el pobre encuentre el camino para no serlo más. La Iglesia, la ciudad de Roma, las instituciones tienen que unirse para que nadie tenga más necesidad de un comedor social, de un alojamiento, de un servicio de asistencia legal para ver reconocido el propio derecho a vivir y trabajar, a ser plenamente persona”.
Francisco, El País, 11/09/2013
Perdónanos, Señor, por nuestra pasividad e indiferencia ante los crímenes que se cometen, impunemente, siempre contra los más débiles: pueblos masacrados, saqueo de los bienes naturales que acarrea miseria y hambre, admisión de leyes inicuas contra niñas ¡de 6 años!…
¡Perdónanos Señor!
¡¡Él da pleno sentido a nuestra vida!! Por esa certeza intento ser fiel.
Hoy le doy gracias por tú persona Nano, por tu fidelidad, por tu entrega generosa.
Qué siempre sigas con la fidelidad, sostenido por María nuestra Madre.