En la muerte

5 de enero
Tiempo de Navidad

I Jn 3, 11-21 El que no ama permanece en la muerte

Porque tanto amó tu Padre al mundo que te envío, a ti, su único hijo, para que tengamos vida y vida abundante. Tú, Jesús, fuente de vida y de amor, nacido de María, que tanto amaba a Dios. Y para que no vivamos ya para nosotros mismos, sino para ti, que nos amas, nos recuerda tu Palabra que el que no ama permanece en la muerte, porque es incapaz de vivir el don. Recréame, Señor, como fruto de tu amor.

Fueron y vieron

4 de enero
Tiempo de Navidad

Jn 1, 35-42 Venid y lo veréis

Quiero ir a Belén, con los pastores, con los magos. Quiero ir a donde estás tú, acercarme a ti que te acercas, ofrecerme a Aquel que me ofrece su ser, adorar a Aquel que me adora y da su vida por mi. Quiero ir, voy, te veo, se alegra mi corazón, y mi carne calla y goza contemplándote, no hay santo como nuestro Dios, que se manifiesta en un niño pequeño, en una gruta escondida, en un lugar desconocido para el mundo aquel. Voy, veo, te encuentro porque me das alcance, permanezco en ti, me haces hijo, me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad.

Hijos de Dios

3 de enero
Tiempo de Navidad

I Jn 2, 29-3,6 Ahora somos hijos de Dios, a aún no se ha manifestado lo que seremos

Tú te has manifestado Hijo, amor infinito del Padre por la humanidad, Palabra eterna pronunciada en la noche oscura, y silenciosa, de Belén. Luz que ilumina a todo hombre. Resplandor del Padre. Gloria que ha puesto su morada entre nosotros y nos ha acercado al ser de Dios. Al que podemos adorar, en comunión de amor. Ahora me haces hijo, y apenas alcanzo a imaginar, atisbo que me estremece, una eternidad dichosa junto a ti.

Permaneced en El

2 de enero
Tiempo de Navidad

I Jn 2, 22-28 Y ahora permaneced en él

En ti. Permanezca yo en ti, y desaparezca en tu cuna, donde te adoro sin tiempo y sin espacio, embebido en tu ternura, en el amor que manifiestas, en la fragilidad con la que te acercas para salvar a los hombres y mujeres de nuestro mundo, en la pobreza, tesoro vacío y abundante, donde nos muestras la riqueza insondable de tu misericordia, de tu dulzura. Permanecer contemplando y quieto, y en silencio, morir a mí mismo para que nazcas y crezcas en el ser que te ofrezco.

Madre de Dios

1 de enero 2013
Santa María, Madre de Dios

Lc 2, 16-21 Encontraron a María y a José, y al niño acostado en pesebre.

Encontrarte a ti, Señor, al inicio de este año. Encontrarte a ti, fuente de vida y abundancia. Encontrarte a ti en el regazo de María, tu madre, junto al pasmo de San José, atónito de tanto misterio que tiene lugar tan cerca, ahora mismo, tan a mano. Encontrarte a ti, Señor, amor mío, dulce luz, tierna llaga enamorada de la humanidad. Encontrarte a ti y no cesar de buscarte en la entraña maternal de María. Encontrarte a ti, hallar el gozo y la paz. Encontrarte a ti y recibir la bendición, la protección, la luz de tu rostro sobre mí y tu favor, al iniciar este año.

Momento final

31 de diciembre
Octava de Navidad

I Jn 2,18-21 Nos damos cuenta que es el momento final.

Todo el tiempo está en ti, como en una gavilla. Mil años en tu presencia es un ayer que pasó, una vela nocturna, Señor Jesucristo, ayer, hoy y siempre. En el principio ya existía la Palabra. En el final de este año, por el que te doy gracias por tanto don, y te pido perdón por tanta infidelidad, sigue tu Palabra caldeando mi ser. Mi tiempo, y mi ser, en tus manos. Cada día. Cada año. Por toda la eternidad.

Sagrada familia

30 de diciembre
La Sagrada Familia

Lc 2, 41-52 María conservaba todo esto en su corazón

Tu madre, Señor, me acerca hoy a la fiesta de tu familia, donde encuentra su fuente de inspiración toda familia cristiana. Guardar todo en el corazón. Guardar todo con amor, en el lugar donde hace rescoldo la vida. Lo agradable y lo angustioso; la paz y el dolor; la certeza y la incertidumbre. El mucho amor que una familia, si quiere crecer, debe destilar. El mucho amor de José hacia ti y hacia María. El mucho amor de María hacia el hombre bueno y justo, hacia ti, fruto de sus entrañas. Tu mucho amor, al Padre, a José, a María. Inclúyeme en esta dinámica de amor. Hazme hijo en tu ser Hijo.

Ahora

29 de diciembre
Octava de Navidad

Lc 2, 22-35 Ahora Señor
Ahora Señor, en este mismo momento, quiero decirte pausadamente la oración que Simeón, lleno del Espíritu Santo, proclama al recibirte en el templo: Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a mi Salador, a quien has presentado ante todos los pueblos, luz para alumbrar a las naciones, gloria de tu pueblo”.

Ser en Ti.

Santos inocentes

28 de diciembre
Los santos inocentes

Mt 2, 13-18 Herodes va a buscar al niño para matarlo

La reciente la muerte de más de veinte niños en la matanza de Newtown, Connecticut, actualiza el sacrificio de los santos inocentes. Aparentemente vivimos en una sociedad que se ha vuelto loca, y esa locura se ceba y martiriza a los más pequeños, a los débiles, a los que manifiestan alguna diversidad en su ser físico o intelectual, a los…Tú llegas para salvarnos y aparentemente las tinieblas oscurecen la luz. Pero tu luz está en todos los seres, y despunta el nuevo amanecer. Ya está brotando, ¿no lo notáis?

San Juan evangelista

27 de diciembre
San Juan, apóstol y evangelista

Jn 20, 2-8 El otro discípulo, a quien tanto quería Jesús

Tan querido por ti, Señor. Tan amado. Tan amante. En Juan todos y cada uno de nosotros somos discípulos de tu amor. En la cabeza de Juan recostamos nuestro corazón en tu costado. Con la mirada de Juan nos embebemos en tu rostro, contemplamos tu hermosura y quedamos radiantes. Con Juan escuchamos la palabra que sale de tu boca, y que sacia nuestros anhelos. Con Juan queremos ser testigos de tu resurrección.