Sencillos

3 de julio
Domingo XIV

Mt 11. 25-30 Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra…

 … porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Si, Padre, así te ha parecido mejor.

Darte gracias, Señor. Saber que tu sabiduría está oculta, y que la desvelas a los sencillos, que en lo sencillo se acercan a ti y te alaban, y te dan gracias, y comprenden que la realidad está llena de semillas de tu gracia.

Inmaculado Corazón de María

2 de julio
Inmaculado Corazón de María

Salmo 134 Yo sé que el Señor es grande

Esta certeza anida en el corazón de María, corazón que te amó, corazón que fue traspasado por el dolor, corazón donde guardaba y contemplaba las escenas de tu vida, cómo ibas creciendo en sabiduría y edad, cómo ibas proclamando el Reino de Dios, sanando y curando enfermos…por puro amor. Yo se que el Señor es grande, proclama mi alma la grandeza del Señor.

Sagrado Corazón de Jesús

1 de julio
Sagrado Corazón de Jesús

Dt 7, 6-11 Por puro amor vuestro

Así ha sido tu elección, porque te has enamorado de mi, de nosotros, y nos has hecho, me has hecho, de tu propiedad. El amor que desborda tu corazón llega hasta mí, me crea, me recrea, me hace y me rehace, me estrecha por detrás y delante, me llena de la caricia de tu misericordia, me colma de gracia y de ternura. Por puro amor. Hazme participar de tu amor, para amar en ti como tú amas.

Isaac

30 de junio
Jueves XIII
Gn 22, 1-19  Toma a tu único hijo…y ofrécelo allí en sacrificio

Este año, por distintas circunstancias, he experimentado esta escena muy cercana a mi vida. Ofrecerte, Señor, lo que uno considera propio, personal, constitutivo. El origen, el recuerdo, el ecosistema que me ha hecho.  Ofrecerte la promesa, y sacrificarla en el país de Moria. Renunciar al futuro como uno lo había soñado. Desgarrarse. No reservarme nada, quedar anonadado. En tus manos.

Pedro y Pablo

29 de junio
San Pedro y San Pablo
Tim 4, 6-8.17-18 El Señor me ayudó y me dio fuerzas

Esto lo puedo decir con Pedro y con Pablo, con sencillez y verdad: el señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. Esta es la fe que han transmitido los apóstoles, que llega hasta nosotros, que nosotros transmitimos: que entras en nuestra historia, mueres y resucitas por nosotros, y  así nos salvas.

 

Mirar atrás

28 de junio
Martes XIII
Mt 19, 15-29 La mujer de Lot miró atrás y se convirtió en estatua de sal.

Mirar atrás con nostalgia, con curiosidad, atado por el pasado, buscando la confirmación de lo imaginable, transgrediendo el mandato, dejándome atrapar por lo inevitable, me convierte en estatua de sal. Pues tú, Señor, vas delante, y quiero seguir tu sombra, tu rastro, que me abre al futuro, que me disuelve, que me hace más libre. Para ti.

Te seguiré

27 de junio
Lunes XIII
Mt 8, 18-22 Maestro, te seguiré donde vayas

Este es el deseo espontáneo, noble, directo, que brota del fondo del corazón, que se pone ante ti y te ofrece la vida, sin medir las consecuencias. Este acto de generosidad, tan hermoso, se encuentra con tu llamada a la radicalidad, con la primera cortaprisa: “las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar su cabeza”. Es verdad. Y quieren ser verdad mis palabras: “Maestro, te seguiré donde vayas”

Corpus

26 de junio
Corpus Christi

Jn 6, 51-58 Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo

Tú, Señor, vivo y vivificante, cada día, en la eucaristía. Tu cuerpo y tu sangre, prendas de salvación. Tu vida entregada nos sigue dando vida, te acercas a nosotros, nos unes a ti, nos hacer participar en tu banquete, en tu misterio pascual. Acudo hoy a ti, Señor, y te adoro sin reservas.

Eco

25 de junio
Sábado XII
Mt, 5-7 Que se cumpla lo que has creído

Le dices esta frase al centurión que desea la sanación de su esclavo. La aplico hoy a mí, y con ella hago eco de esta semana. Quiero creer en tu comunión de amor, Trinidad santa. Quiero creer y confiar en ti, salir de mi tierra y de mi casa, seguir tu promesa; quiero entrar por la puerta estrecha, convencido de que a través de ella encuentro la vida. Quiero dar fruto cumpliendo tu voluntad, Señor. Quiero que pongas tu mano sobre mí, una vez más.

Tu mano

24 de junio
Natividad de San Juan Bautista
Lc 1, 55-66.80 La mano del Señor estaba sobre él.

Tu mano, Señor, en la cabeza, llenando la mente con tu Espíritu. Tu mano en mi corazón, acariciando con ternura las entrañas, alentando la vida. Tu mano, Señor, en mi mano, para dar a manos llenas la vida que tú me das. Tu mano, Señor, en mi boca, para purificar mis labios y puedan proclamar que estás entre nosotros.

Tu mano, Señor, desde el nacimiento, en la vida de San Juan.