Adviento XVI

15 de diciembre
Jueves III de adviento

Is 54, 1-10 Ensancha el espacio de tu tienda

En el aprieto me das anchura, Señor, porque has ensanchado el espacio de mi tienda, me haces grande en mi pequeñez y fuerte en mi debilidad, haces fecunda mi esterilidad, transformas mis desiertos en oasis de tu gracia. Llegas, señor, y me llenas y me sacias, me transformas y me salvas. Tu venida me hace capaz de Ti, de Dios, y me maravillo. Ensanchas el espacio de mi tienda, y me habitas en la inmensidad. Gracias.

Adviento XV

14 de diciembre
San Juan de la Cruz

Is 45, 6-8.18.21-25 Yo soy el señor y no hay otro

Tú eres todo y sin ti no hay nada, y para acceder a ti la nada es el camino para que la amada se vea en el amado transformada. Tú, Señor, eres la llama de amor viva, que me hieres en el más profundo centro; por eso salgo tras tí clamando y eres ido, pero corro tras ti, en tu busca, pues se que tú eres el Señor y no hay otro fuera de ti. Buscándote ni cogeré las flores, ni temeré las fieras…sino encontrarte pero sabiéndote  te pido que tomes el robo que robaste, que me unas a ti en desposorio de amor, que acabes ya de vero.

Adviento XIV

13 de diceimbre
Martes III de adviento

Salmo 33 Contempladlo y quedaréis radiantes

El adviento es tiempo que nos prepara para contemplar tu gloria, Señor, hecha carne en María, venida a nosotros en la pobreza. En todo compartes nuestra humanidad menos en el pecado, y nos posibilitas contemplarte para acceder a tu luz que no tiene ocaso, la luz que brilla entre nosotros. ¿Cómo me estoy preparando para contemplarte en medio de nosotros, en nuestra historia, en nuestro mundo?

Guadalupe

12 de diciembre
Nuestra Señora de Guadalupe

Sdalmo 24 Tu ternura y tu misericordia son eternas

Y llegan a toda la tierra, especialmente a America Latina, a través de la Virgen de Guadalupe. María siempre nos conduce a ti, en su regazo maternal compartimos tu Gracia fecunda. Su entraña de Madre están llenas de ternura y de misericorida, pues toda ella está hecha a imagen y semejanza tuya. Y en su carne recibimos el don de tu divinidad hecha carne para nuestra salvación, para que nos dejarnos hacer por Ti.

Adviento XIII

11 de diciembre
Domingo III de adviento

Is 61, 1-2a El Espíritu del Señor está sobre mí

Es la certeza, Señor, de que tu Espíritu me acompaña, me sostiene, me guía, me conduce, me penetra, me llena, me alcanza, me unge y me envía, unido a Ti, para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar a los corazones desgarrados, para proclamar tu año de Gracia. Tu Espíritu me mueve, en ti, para ir hacia los demás y contar las maravillas que haces en nosotros, en toda la tierra. Gracias.

Adviento XII

10 de diciembre
Sábado II de adviento

Salmo 79 Restáuranos, que brille tu rostro y nos salve

Quiero repetir hoy, Señor, esta frase del salmo cada vez que me haga consciente de los descascarillones de mi vida, de las pérdidas de brillo, de las veladuras que van ocultando la esencia bendecida que has puesto en mí. Cada vez que comprenda hoy mi limitación, mi debilidad, mi pobreza y mi pecado quiero abrirme a ti par decirte: Señor, amado mío, restáurame, que brille tu rostro y me salve.

 

Adviento XI

9 de diciembre
Viernes II de adviento
Is 48, 17-19 Yo el Señor, tu Dios
Tú, el Señor, mi Dios, haces que mi paz sea como un río caudaloso, que riega el valle con la bendición de tu fecundidad; haces que el deseo de justicia sea inagotable, como las olas del mar; haces que la descendencia de mis entrañas sea incontable, como las arenas de la playa o las estrellas del cielo, pues mi fertilidad está en ti, Tú, el Señor, mi Dios, me das la luz de la vida, haces que cuanto emprenda tenga buen fin mientras camine por tus caminos. Tu camino, que lleva a la cruz, es fuente de resurrección fecunda, de luz, de paz, de justicia, de vida.

Inmaculada

8 de diciembre
Inmaculada Concepción

Lc 1, 26-38 El Señor está contigo

En este saludo se condensa la realidad de tu relación con nosotros: tú estás, Señor, en medio de nuestra historia diaria, en los acontecimientos que van entretejiendo nuestra existencia. Tú estás en nuestro seno vital, como en el seno de María, fuente de salvación. Por eso nos alegramos, por eso no tememos, por eso tu Espíritu nos hace fecundos. Desde María, la llena de gracia, la Inmaculada, nos abrimos a tu irrupción en nuestra vida, a tu venida salvadora. Hágase en mí según tu Palabra.

Adviento X

7 de diciembre
Miércoles II de adviento

Is 40, 25-31 Alzad los ojos a lo alto y mirad

Miremos. Contemplemos. Abramos nuestros ojos a la belleza que contiene tu creación, al sol que nace de lo alto, a las nubes que van y vienen, surcando el cielo con sus fantasías, a las estrellas de la noche, a las cumbres que se elevan para regir la tierra, a los abismos donde habitan los seres inaccesibles, a todo lo creado. Tú has creado el universo, Señor, en la entraña del universo generas vida. Vienes para salvar nuestra vida herida, y restaurarla. Alzad los ojos a lo alto y mirad.

Adviento IX

6 de diciembre
Martes II de adviento

Is 40, 1-11 Consolad, consolad a mi pueblo

Toda la poesía que hay en las profecías de Isaías, que en adviento siempre regocijan mi corazón con la belleza que contienen, está encaminada a ser fuente de consuelo porque tú te acercas, porque te compadeces, porque te haces carne para nuestra salvación. Adviento para esperarte y desearte, y entre el deseo y la espera ser consuelo para todos aquellos que viven en las tinieblas y sombras de muerte que tú vienes  a iluminar.