Epifanía I

6 de enero
Epifanía del Señor

Is 60, 1-6 Entonces lo verás

Porque al contemplarte como tú eres, Dios nuestro, amor de los amores, seremos para siempre semejantes a ti y cantaremos eternamente tus alabanzas. Te manifiestas oculto en la carne de un niño, en el que nos haces amanecer a la vida. Te manifiestas y mi corazón se ensancha, porque me tienes envuelto en el velo de tu luz, en la dicha de tu gloria inaccesible. Te adoro, Señor, me postro ante ti, te regalo mi oro, mi incienso, mi mirra.

01.06

Bendito

5 de enero
Tiempo de navidad
Ef 1, 3-6.15-18 Bendito sea Dios

Bendito seas, Señor, porque con tu nacimiento me has bendecido y has puesto todo en mis manos, toda clase de bienes espirituales y celestiales. En mis manos vacías que se alzan al ofrecerte este día, este tiempo, mi vida entera. Tú, Señor, eres y en ti me has elegido para ser santo e irreprochable por el amor. Es todo pura iniciativa tuya, es puro don. Tómame para que sea solo para tu alabanza y bendición.

01.05

Te busco

4 de enero
Tiempo de Navidad

Jn 1, 35-42 ¿Qué buscáis?

¿Qué buscáis?¿Dónde vives? Las preguntas, las respuestas.
En el silencio te respondo. Desde el silencio envuelves mi misterio en tu misterio, en el caudal de tu palabra.
¿Qué buscáis? A ti, mi amor.
Maestro, ¿dónde vives? En ti, mi amado.

01.04

Te miro

3 de enero
Tiempo de Navidad

Jn 2, 29-3, 6 Mirad qué amor nos ha tenido

Te miro y te remiro, hecho niño en Belén, hecho carne Salvadora, te miro y te remiro y en el mirarte quedo prendado, embelesado, pues solo veo tu amor y en tu amor me acunas, y me estremezco porque me haces carne de tu carne, ser en tu ser, hijo amado y predilecto. Quedo abandonado en la abundancia de tu amor.

01.03

En tu silencio

2 de enero
Tiempo de Navidad

I Jn 2, 22-28 Vosotros permaneceréis en el Hijo

Me sumerjo en tu silencio, en la noche de tu manifestación hecho carne en Belén, en la paz y la serenidad de las estrellas y en el revolotear de mis fantasmas, en tu pesebre y en tu cruz, para adorarte, para abrazarte, para que me hagas permanecer a ti y en tu silencio, por toda la eternidad. Te entrego una vez más, mi corazón, mi afecto, mi inteligencia, todo mi ser. Tómalo tú, Señor, como tengas menester. Dadme vuestro amor y gracia, que ellas me bastan.

01.02

Al final

31 de diciembre
Octava de Navidad

Jn 1, 1 En el principio
Tú eres mi principio y mi final. Tú eres mi origen y mi destino, todo mi universo. Todo mi tiempo está en ti, como en una gavilla. En ti mi pasado, en ti mi futuro, en ti mi presente desde donde te doy gracias por haber hallado gracia ante ti. No abandones, Señor, la obra de tus manos.

12.31

Anciana en espera

30 de diciembre
Octava de Navidad

Lc 2, 36-40 Sirviendo a Dios con ayunos y oraciones

Gracias, Señor, niño recién nacido, Salvador del mundo, porque te acercas a cada uno de los que se acercan a ti, con ayunos y oraciones, con la ofrenda de su amor, de su entrega, de su anhelo de ti. Te doy gracias hoy por todas las monjas y monjes contemplativos ancianos que han dedicado su vida a ti. Sigue poniendo tu música en sus entrañas, tu melodía divina en su alabanza.

12.30

Vestido familiar

29 de diciembre
La sagrada Familia

Col 3, 12-21 Vestíos de la misericordia entrañable

Nos llamas tú a vestirnos el vestido de la familia, de las relaciones naturales que sostienen el crecimiento del ser en el amor, en el nido de la afectividad, en la seguridad, en la confianza, en la posibilidad de alcanzar la plenitud. El vestido de María y José contigo: la misericordia, entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión, el perdón., Y el amor, como ceñidor de la unidad familiar consumada. Pertenecemos a tu familia, Señor; haznos participar de tu bien.

12.29

Inocentes

28 de diciembre
Santos inocentes

Mt 2, 13-18 Mandó matar a todos los niños

En Herodes todos los hombres somos culpables del asesinato de tantos inocentes. Nuestra indiferencia, hoy también, nos hace cómplices. Solo el derroche de tu misericordia y tu perdón me permite vivir consciente de mi pecado y no abismarme en mi absoluta iniquidad. Hazme comprender, Señor, que al matar al inocente te estoy matando a ti, dador de vida.

12.28