8 de mayo
La Ascensión de Nuestro Señor
Lc 24, 46-53 Y mientras los bendecía…ellos se postraron ante él
Venid, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro, rezo cada mañana en el salmo invitatorio. Bendigo al Señor que me bendice, me postro por tierra ante el Señor que sube al cielo, que alza la humanidad caída, al Señor y redentor. Bendice alma mía al Señor, al rey y soberano de mi vida, al amor de los amores, hecho carne en el seno de María.
Somos unos privilegiados, hemos recibido en tú ascensión ser bendecidos.
Te doy gracias, te alabo y agradezco todos los Dones recibidos.
Que el gozo de saber que estás junto a mí no me falte nunca, ya que nos dijiste que no nos dejabas solo.
Poderosa imagen de partida
que me deja tendida a tus pies
exhausta
vacía
sola
Postrados ante ti, Señor, para recibir tu bendición me quedo escuchando a alguien que me dice: «galileo ¿Qué haces ahí plantado mirando al cielo?». Y recibo tu bendición y me vuelvo con gran alegría para ponerme en camino, para no pararme, para contar a todos lo que he visto y vivido. La tristeza de verte partir se hace alegría de saber que te quedas con nosotros en la Eucaristía, que te quedas con nosotros para siempre.
Ahora toca caminar.