15 de mayo
San Isidro Labrador
Hch 20, 28-38 Ahora os dejo en manos de Dios y de su palabra de gracia
En tus manos, Señor, regado por tu Palabra, estremecido por el poder de tu gracia. Dadme vuestro amor y gracia, que éstas me bastan. Dame tu Palabra cada día, que me construye y me hace tuyo. Tu gracia vale más que la vida. Tu Palabra es vida y verdad. Tu Palabra y tu gracia la recibo desde el seno de María. Palabra, gracia, confianza infinita en ti. A tus manos encomiendo mi espíritu, tú, el Dios leal, me librarás.
Cuanto más me sacas del mundo más entro en él
No podré jamás dudar, del gran amor del Hijo de Dios hacía la humanidad.
Meditando éstas Palabras, no puedo más que conmoverme y dar gracias infinitas.
Sé y confío en sus Palabras, me siento amada y segura.
Reconozco mi flaqueza, pero acudo a su Gracia.