18 de noviembre
Jueves XXXIII
Ap 5, 1-10 Vi un Cordero en pié; se notaba que lo habían degollado
En la visión de Juan, Señor, tú eres el Cordero Degollado, el que abre lo que estaba cerrado, el que permite leer el libro de la vida, el que nos introduce en una existencia real más allá de la existencia que percibimos. Tú, que recibes las copas de oro que son las oraciones de los santos, como himnos de alabanza, con tu sangre comparte para Dios hombres de toda raza, pueblo y nación.
En Cristo encontramos siempre la respuesta a todos los interrogantes de nuestra vida.Hay dias que haciendo la lectio,la oración sale a borbotones,y hay dias en los que el corazón está dolorido,sangrando y entonces lo que salen son lágrimas y sólo una frase:Señor,aquí me tienes para hacer tu voluntad,Tú sabes escribir en renglones torcidos,pero Jesús,hijo de David,!ten compasión de mí!
Nuestras mira deben ser más allá de lo que alcanzamos a vislumbrar. Es lo que a mi siempre me da ánimo a seguir con la lámpara encendida, con mi corazón abierto y en espera. Sigo alabando a Dios por sus Dones, por su Amor hacía mi,consciente que no siempre le respondo como debo. Pero me enmiendo.
Me animan las oraciones de los Santos, ello tuvieron experiencia de Dios, siempre me digo, sé en quién he puesto mi confianza, el único que no falla, Dios.