11 de diciembre
Viernes II de adviento
Mt 11, 16-19 Hemos tocado la flauta y no habéis bailado
Bailar tu baile, Señor, pues como dice la poetisa «cosida estoy al ruedo de tu manto me levantas me tumbas giro contigo giro y en cada nuevo giro es más honda la entrega» (Claribel Alegría). Hazme niño de plaza que no se pierde tu música, Señor, ni tu baile, ni tu canto, pues no sabe ni baile ni canto ni de música, pues solo es lo que es para ti, sin ser nada.
Señor, que mi corazón reboce de gozo al sentirte tan cercano, tan misericordioso.
Que viva llena de la verdadera alegría, fundamentada en tu Palabra