7 de diciembre
Sábado I de adviento
Is 30, 19-21.23-24 Se apiadará a la voz de tu gemido
Exponle al Señor tus afanes y él te dará todo lo que pida tu corazón. El Señor te dará lluvia para la semilla que siembras en el campo, y el grano de la cosecha del campo será rico y sustancioso. Tus ganados pastarán en anchas praderas. En toda la tierra habrá ríos y cauces de agua, que brota con tu bendición.
Autor: Nano SM
Religioso Marianista, sacerdote. Actualmente trabajo en la pastoral de un colegio en Madrid, precisamente donde estudié y sentí la llamada a la vocación religiosa.
Desde hace tres años escribo cada día un comentario a la Palabra de Dios, que me ayuda a encarnarla y a darla a los demás. De alguna manera participo en la misión de María, dando a Jesús, dando su Palabra.
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Contar con la protección de Dios, es una gracias.
Abrirle tu corazón, es una necesidad, sabiendo que Él, nunca te deja solo en tus abatimientos.
Escuchar estos días a Isaías nos acerca a tu llegada, Señor, ya estás más cerca, ya llegas, pequeño como un niño y grande en esperanza, amor y salvación. Hoy la frase de Isaías me invita a esperar tranquila, sin miedos, sintiendome privilegiada de saber esperar y saber a quien espero…. Necesito lluvia para mi semilla, hoy sé que pronto lloverá.
«Apenas te oiga, te responderá, no tendrás que llorar porque se apiadará a la voz de tu gemido»