22 de abril
Miércoles II de Pascua

Jn 3, 16-21 Tanto amó Dios al mundo

Cristo, resucitado y glorioso eres la fuente profunda de mi esperanza. Eres el amor del padre hecho carne. Tu resurrección es una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. Vives en medio de todo lo que estamos viviendo, y me ofreces tu vida y tu amor.