6 de febrero
Miércoles IV
Hb 12, 4-7.11-15 Procurad que nadie se quede sin la gracia de Dios
El tesoro de tu gracia, sabiduría y prudencia ha sido un regalo en mi vida. Me llamas a compartir ese regalo con otros, a administrar el don que me has dado. Tu gracia vale más que la vida, te alaban mis labios. Toda mi vida te bendigo y alzo las manos invocándote.