Tu gloria

1 de septiembre
Sábado XXI semana

I Cor 1, 26-31 De modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor

Más bien, y como está escrito, el que se gloríe, que se gloríe en el Señor. Y al comenzar de nuevo estas oraciones diarias, que me brotan al ponerme junto a tu palabra, a veces como un poema más o menos bello, otras veces en la espesura gris de lo cotidiano, donde siempre está encarnada tu presencia, me viene bien recordar esta frase, que me lleva a pedirte que todas mis palabras, escritos y acciones de este curso sean para tu gloria y tu alabanza. Sólo para tu gloria y tu alabanza. Dame tu amor y gracia, que ellas me bastan.