Visitación

31 de mayo
La Visitación de María

Lc 1, 44 ¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.

Unida con Isabel en lo profundo, en lo más íntimo de nuestra propia intimidad
donde tú solo moras, Señor, en lo secreto, en lo escondido. Nuestras entrañas se conmovieron pues se reconocieron bendecidas por ti, don tuyo, portadoras de tu presencia ardiente. Gracias por el don de tu misericordia.

The servant

30 de mayo
Miércoles VIII

Mc 10 El que quiera ser grande que sea vuestro servidor

Esta es la clave, el servicio. Estar entre los que no son visibles a los ojos de los que son servidos, entre los que no cuentan. Ponerse en el humilde servicio de todos, sin esperar nada a cambio. Siervos inútiles somos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.

Últimos y primeros

29 de mayo
Martes VIII

Mc 10, 28-31 Muchos últimos serán primeros

y hay tantos últimos en el mundo, tantos excluidos tantos descartados, tantos son los que no cuentan, tantos refugiados, tantos inmigrantes, tantos que pasan hambre, tantos sin techo, tantos desplazados, tantos heridos, tantos abandonados, tantos enfermos, tantos con los que nadie practica misericordia, hay tantos, Señor, que la lista de los primeros para entrar en tu Reino es una multitud ingente, que solo cuentan para ti.

Joven rico

28 de mayo
Lunes VIII

Mtc10, 17-27 Anda, vende todo lo que tienes, dale el dinero a los pobres, y luego ven y sígueme

Una vez más, y son tantas en mi vida, me llamas a despojarme de todo para darte todo a ti, dando mi vida, lo que soy y tengo, a los pobres. Tus predilectos. Ayúdame tú, señor, por tu misericordia.

Trinidad

27 de mayo
Santísima Trinidad

Mt 28,16-20 Sabed que estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo

Esa es la verdadera esperanza, que se hace realidad cada día. Tú estás con conmigo, porque me has introducido en la comunión de tu amor, por el bautismo, en el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu santo. Gracias, bendita trinidad. Te adoro.

Unción de enfermos

26 de mayo
Sábado VII

Santiago 5, 13-20 ¿Está sufriendo alguno de vosotros? Rece.

Hoy me invitas a rezar por los enfermos. Con mi oración los unjo en tu nombre. Personas concretas, a las que alguna vez visito, cuyos nombres son deslizados por otros en mi plegaria, situaciones dolorosas de enfermedad que me llegan, desesperaciones. Convencido de que la oración hecha con fe salvará al enfermo y tú lo restablecerás en la esencia de su vida y le conducirás hasta la intimidad de tu morada, donde ya no hay ni muerte ni dolor.

Bendición

25 de mayo
Viernes VII

Salmo 102 Bendice alma mía al Señor

Y no olvides sus beneficios. Siempre que leo este salmo, que me lo regalas en la liturgia, danzo en ti, y me introduces en el baile de la alabanza, de la bendición, del reconocimiento de tu gracia y de tu ternura en mi vida. Y ahora, en este momento, me hago consciente de tantos beneficios que me regalas en estos días, te bendigo, y caigo rendido.

Sacerdote

24 de mayo
Jesucristo Sumo y eterno sacerdote

Salmo 109 Yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora

Unido a tu sacerdocio eterno. Como el rocío. En el temblor de la aurora. Engendrado antes de la creación del mundo. Para ser, ante ti, santo e irreprochable por el amor. Por Cristo, con Él y en Él, a ti Dios padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Life is life

23 de mayo
Miércoles VII

Sant 4,13-17 ¿qué es vuestra vida?

Buena pregunta. Sin respuesta. En la pregunta ya está la respuesta. Tu Palabra, en esta carta de Santiago, me trae la respuesta: “pues sois vapor que aparece un instante u después desaparece”. Soplo efímero. Polvo. Aire en tu respiración.

Humildad

22 de mayo
Martes VII

Sant 4,1-10 Por lo tanto, sed humildes

Dame Señor, pues si tú no me lo das me es imposible alcanzarlo, humildad, sencillez, sobriedad. Humildad para servirte a ti y a mis hermanos como siervo inútil, que hace lo que tiene que hacer, sencillez para hacer todo al estilo de tu evangelio, sin darme importancia, con la naturalidad que procede del saberme instrumento en tus manos, la sobriedad del que se abraza a la pobreza de tu cruz. Dame humildad para no caer en la tentación de considerarme protagonista, vanidad de vanidad.