Desnudos

9 de febrero
Jueves V

Gn 2, 18-25 Los dos estaban desnudos

desnudo nací del vientre de mi madre. Desnudo volveré a la tierra. Y mientras tanto, pura ilusión. ¿Me llevaré a la tumba todo lo acumulado? ¿Qué será de los saberes, de los poderes, de los prestigios, de las imágenes, de la vanidad? ¿Dónde quedará todo? Nada y vacío, en la tumba. ¿Qué será del amor, de la fe de la esperanza? Solo en ti descansa mi alma, porque de ti viene la salvación.

Ser vivo

8 de febrero
Miércoles V

Gn 2,4-9b.15-17 El hombre se convirtió en ser vivo

Ser vivo. me has modelado de la arcilla del suelo, has soplado en mi un aliento de vida. Tú alientas mi vida. Tú eres mi tierra, mi barro, mi imagen. Tú eres mi aire, mi respiración. Tú eres mi ser. Ser tuyo soy. Vida de tu aliento. ¿Adónde iré si no a ti, mi creador, mi origen, mi meta, mi destino? Dejo las preguntas junto a ti, rendidos los interrogantes, y respiro el aire de tu vida.

Bueno

7 de febrero
Martes V

Gn 1, 20-2, 4 Y vio Dios que era bueno

Toda la creación. Buena. Como tú eres bueno. Porque procede de ti. El cielo y la tierra, el mar y los océanos, la luna, el sol y las estrellas, todo el universo, todos los vivientes, plantas, animales, seres humanos, toda la creación, que ponemos en peligro por el cambio climático y por nuestros egoísmos, todo en origen es bueno, danos una mirada de fe para ver tu bondad en todo, y alabarte, bendecirte y darte gracias, porque tú eres bueno y la fuente de la vida, porque hiciste todas las cosas para adornarlas con la claridad de tu gloria.

la luz

6 de febrero
Lunes V

Gn 1, 1-9 Que exista la luz

Tu luz, Señor, me hace ver la luz, Tú vuelves mi oscuridad mediodía, tu luz rompe en mi vida como una aurora de esperanza, me creas y me recreas, todo tú, Dios de Dios, luz de luz, luz del mundo, belleza de claridades. Aspiro a la claridad de tu gloria, que llena el universo.

Tu carne

5 de febrero
V domingo

Is 58, 7-10 Así dice el Señor

Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que ves desnudo, y no te cierres a tu propia carne. Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá; gritarás, y te dirá: «Aquí estoy. » Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas,tu oscuridad se volverá mediodía.

Tu Palabra, señor, que una vez más me llama. Hazte en mi.

A punto

4 de febrero
Sábado IV

Hb 13,15-17.20-21 Que el Dios de la paz…os ponga a punto en todo bien…

…para que cumpláis su voluntad. Este año la lectura de la carta a los Hebreos está resonando de una manera especial en mi. Quizá tratas de ponerme a punto en el bien, una vez más, para que más te ame y te siga. Así siembras en mi tu Palabra, Dios de la paz, Buen pastor, Señor Jesús, palabra encarnada.

Amor y hospitalidad

3 de febrero
Viernes IV

Hb 13,1-8 Conservad el amor fraterno y no olvidéis la hospitalidad

Me viene bien tu Palabra hoy, en que por cuidar la hospitalidad le he pegado un portazo al amor fraterno. Indícame el camino que he de seguir. Y sigo con tus consejos. acordaos de los que están presos, como si estuvierais presos con ellos, de los maltratados, como si estuvierais en su carne. En los maltratados pongo también a los refugiados. En fin, señor, ayúdame a ponerme en el lugar del otro, que es mi carne, y a amar más. hasta dar la via.

Mis ojos han visto al Salvador

2 de febrero
Presentación del Señor

Lc 2, 22-40 Mis ojos han visto a mi salvador, luz

Véante mis ojos, dulce Jesús bueno, véante mis ojos y muera yo luego. Muera de amor, entregado, vertido, acogido, rescatado. Muera de amor en tu pecho florido, de flores y esmeraldas esmaltado. Ciega mis sentidos para que caiga en el abismo vacío de tu gloria. te veo porque me miras y te acercas a mí. Cuando tú me miras tu gracia en mi tus ojos imprimen, por eso merecían los míos ver lo que en ti vían.

Día de la vida consagrada: que te veamos, Señor.

Lucha

1 de febrero
Mièrcoles IV

Hb 12,4-7.11-15 Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea con el pecado

Cierto es, Señor. Y quizá por eso, por no haberme desangrado por ti, por no haber combatido hasta la extenuación, por no haberme abandonado confiadamente, sin mayor esfuerzo, al poder de tu gracia, el pecado sigue campando a sus anchas por mi vida, y cada día me separo de ti, que cada día me estrechas con los lazos de tu amor.