Viernes santo

25 de marzo
Viernes santo

Jn 18, 1-19,42 E inclinando el espíritu, expiró

Padre, me pongo en tus manos, haz de mi lo que quieras, sea lo que sea, te doy las gracias. Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, con tal que tu voluntad se cumpla en mí y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Padre. Te concedo mi vida, te la doy, con todo el amor con que soy capaz, porque se que me amas y necesito darme, ponerme en tus manos, sin limitación, sin medida, con una confianza infinita, porque tú eres mi Padre.

03.19