10 de septiembre
Martes XXIII
Col 2, 6-15 Ya que habéis aceptado a Cristo Jesús, proceded según El
Dame tus ojos misericordiosos, dame tu clemencia, dame tu lentitud a la ira, el tesoro de clemencia. Dame ser bueno con todos, cariñoso con todas tus criaturas, especialmente con las más cercanas, las que viven conmigo, las que me son más incómodas, las que ponen a prueba mi ser discípulo tuyo. Dame, en Ti, el pasar haciendo el bien, curando al os enfermos, robusteciendo las rodillas vacilantes, tendiendo la mano al que te busca con sincero corazón, aunque desconozca tu nombre. Dame el conocimiento interno de tu ser, para ser en ti como tú eres en mi.
