Niño I

09.30

30 de septiembre
Lunes XXVI

Lc 9, 46-50 El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mí

Ayer me hablabas de la cercanía al pobre Lázaro, hoy de la acogida a este niño, al pequeño, al débil, al que confía, al que tiene una mirada limpia, al puro, al verdadero, al frágil, al dependiente. Ayúdame a ser acogedor, a desprenderme de mis barreras, de mis comodidades, de mis programas establecidos, de abrirme al que llega, al que se presenta en tu nombre, aún sin saberlo, y pide ser acogido por un seno maternal, entrañable, amoroso. Dame la cordialidad de María.

El rico y el pobre

09.29

29 de septiembre
XXVI Domingo

Lc 16, 19-31 Un mendigo, Lázaro estaba echado en su portal, con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico

Cuando yo soy el rico, y el pobre Lázaro está tirado a mi puerta, cubierto de llagas, con ganas de acercarse a las sobras de mi sobreabundancia, ¿cómo puedo seguir llamándome cristiano? Cuándo no me acerco a Lázaro, como persona real, sino que hablo sobre de los pobres y predico de los pobres y rezo por los pobres, ¿cómo puedo creerme discípulo tuyo, que tomaste la condición de pobre? Perdóname, Señor, concédeme la gracia de la conversión.

Meditad

26 de septiembre
Jueves XXV

Ageo 1, 1-8 “Meditad sobre vuestra situación

Sembrasteis mucho, y cosechasteis poco, comisteis sin saciaros, bebisteis sin apagar la sed, os vestisteis sin abrigaros, y el que trabaja a sueldo recibe la paga en bolsa rota. Así dice el Señor: Meditad en vuestra situación”.

No sé cómo meditar este texto, espero en silencio tu salvación.

09.26

Desnudo

25 de septiembre
Miércoles XXV

Lc 9, 1-6 No llevéis nada para el camino

He venido desnudo al mundo, volveré desnudo a la tierra, de la nada vengo, a la nada voy, ¿qué riqueza soy? Despréndeme de todo para el camino, ni miraré las flores, ni temeré las fieras, y pasaré los montes y fronteras proclamando que solo eres tú principio y fin de la existencia, que en ti está la fuente viva, que tu luz nos hace ver la luz.

09.25

Ser tu Palabra

24 de septiembre
Martes XXV

Lc 8, 19-21 Mi madre y mis hermanos son éstos:

…los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra. Escuchar tu palabra y encarnarla. Ser tú, desaparecer. Ser tus ojos para mirar con bondad todo lo que crece, todo lo que respira, todo lo que se mueve, todo lo inerte, todas las estrellas, todo el firmamento, toda la creación. Ser y boca para decir una palabra de consuelo al pobre, para proclamar la buena noticia y el año de gracia. Ser tus manos para acariciar, dar calor y vida, sanar y salvar, levantar y recrear. Ser tú y dejar de ser yo.

09.24

Principio mateo

23 de septiembre
Lunes XXV

Lc 8, 16-18 Al que tiene se le dará

Y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. De desconcierto en desconcierto tu Palabra me lleva por la senda de la verdad, del ponerme ante lo incomprensible, ante lo irresoluble. Quedarme quieto, con la mirada en tus labios, pronunciando tu nombre, respirando con los latidos de tu corazón, a la espera que manifiestes lo que ya se y tengo: que tu eres mi tesoro sin fin.

09.23

En cualquier lugar

22 de septiembre
XXV Domingo

Am 8, 4-7 Quiero que sean los hombres los que recen en cualquier lugar

Hazme oración en todo momento y en todo lugar: que mi mente se silencie y se vacié para ti, que mi cuerpo dance sin fin para alabarte, se postre para adorarte, abra su corazón para acogerte, desnude sus entrañas para desposeerse de todo lo que no seas tú. Que rece estando de camino y sentado, en la cama y levantado, en mi cuarto, en el templo, en la ciudad, en el metro, en el monte, en la playa, en el bosque, en el mar, junto al enfermo, junto a quien se siente solo y desamparado, en la inmensidad del desierto. Hazme oración en Ti, Señor.

09.22

San Mateo

21 de septiembre
San Mateo

Ef 4,1-7.11-13 Os ruego que andéis según la vocación a la que habéis sido convocados

Tu llamada, Señor, desde el inicio, mediada por san Mateo, invitándome a seguirte más allá de san Mateo. “Sed humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor, esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo”. Dadme vuestro amor y gracia, que ellas me bastan.

09.21