Te sacia

11 de enero
Viernes después de Epifanía

Salmo 147 Te sacia con flor de harina

Con flor de harina, con miel silvestre, con el rocío de los campos, con el maná del cielo, con manjares suculentos, con vinos generosos, con trigo y leche de balde, así sacias a los que te aman y pregonan tu nombre, heraldos de tu reino, entre otras Adela de Tranqueleón, fundadora de las religiosas marianistas, cuyo tránsito hacia tu gloria acabamos de celebrar. A todos los que te buscan, aún sin saberlo, ofreces colmarles de bienes, de dicha en abundancia. Gracias.

Mentiroso

10 de enero
Jueves después de Epifanía

I Jn 4, 19-5,4 Es un mentiroso

Si alguno dice: “Amo a Dios” y aborrece a su hermano, es un mentiroso. Pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve.
Es tan evidente, Señor, y me cuesta tanto comprenderlo. Consúmeme en tu amor hacia mis hermanos.

Amor en plenitud

9 de enero
Miércoles después de Epifanía

I Jn 4, 11-18 Su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado a plenitud. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él. Tú el amor que nos ofreces para que amemos como tú nos amas, comprendamos que es el amor en plenitud. Amarte, en tu amor amar a todas tus criaturas, y dejarse caer enamorado, hasta perderse y desaparecer en el misterio de tu amor.

Amémonos

8 de enero
Martes después de Epifanía

I Jn 4, 7-11 Amémonos unos a otros

Ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Así tú, Rey del amor, manifiestas el del Padre, al que conoces en verdad. Porque en esto se ha manifestado el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él.
En esto consiste el amor; no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo. Gracias, Señor.

Luz de Epifanía

7 de enero
Lunes después de Epifanía

Mt 4,12-17.23-25 Una luz les brilló

La luz ha brillado sobre nosotros, en nuestras tinieblas y oscuridades, a lo lardo de todas estas fiestas. Tu luz, Señor, envuelta a veces en otras luces que distraen, que confunden, que distorsionan tu claridad. Tu luz nos ha alcanzado, se ha puesto ante nuestros ojos, ha iluminado nuestro rostro, nos ofrece la salvación. Tu luz que nos manifiesta que tu Reino está cerca, entre nosotros. ¡Ven, caminemos a la luz del Señor!

Epifanía

6 de enero
La Epifanía del Señor

Mt 2, 1-2 Y cayendo de rodillas lo adoraron

Melchor, Gaspar y Baltasar, sus camellos, sus pajes, su caravana entera, también el sol y la luna, la estrella que guía, el universo en todo su esplendor, la luz, siempre la luz, todo lo que palpita, lo cercano y lo lejano, lo conocido y lo desconocido, las edades del ser humano, los creyentes y los paganos, se acercan a ti, Señor, y te adoran, te adoramos, porque contemplamos con asombro y admiración tu gloria, y quedamos iluminados por la claridad de tu presencia, que hoy se manifiesta en carne mortal.

En la muerte

5 de enero
Tiempo de Navidad

I Jn 3, 11-21 El que no ama permanece en la muerte

Porque tanto amó tu Padre al mundo que te envío, a ti, su único hijo, para que tengamos vida y vida abundante. Tú, Jesús, fuente de vida y de amor, nacido de María, que tanto amaba a Dios. Y para que no vivamos ya para nosotros mismos, sino para ti, que nos amas, nos recuerda tu Palabra que el que no ama permanece en la muerte, porque es incapaz de vivir el don. Recréame, Señor, como fruto de tu amor.

Fueron y vieron

4 de enero
Tiempo de Navidad

Jn 1, 35-42 Venid y lo veréis

Quiero ir a Belén, con los pastores, con los magos. Quiero ir a donde estás tú, acercarme a ti que te acercas, ofrecerme a Aquel que me ofrece su ser, adorar a Aquel que me adora y da su vida por mi. Quiero ir, voy, te veo, se alegra mi corazón, y mi carne calla y goza contemplándote, no hay santo como nuestro Dios, que se manifiesta en un niño pequeño, en una gruta escondida, en un lugar desconocido para el mundo aquel. Voy, veo, te encuentro porque me das alcance, permanezco en ti, me haces hijo, me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad.

Hijos de Dios

3 de enero
Tiempo de Navidad

I Jn 2, 29-3,6 Ahora somos hijos de Dios, a aún no se ha manifestado lo que seremos

Tú te has manifestado Hijo, amor infinito del Padre por la humanidad, Palabra eterna pronunciada en la noche oscura, y silenciosa, de Belén. Luz que ilumina a todo hombre. Resplandor del Padre. Gloria que ha puesto su morada entre nosotros y nos ha acercado al ser de Dios. Al que podemos adorar, en comunión de amor. Ahora me haces hijo, y apenas alcanzo a imaginar, atisbo que me estremece, una eternidad dichosa junto a ti.

Permaneced en El

2 de enero
Tiempo de Navidad

I Jn 2, 22-28 Y ahora permaneced en él

En ti. Permanezca yo en ti, y desaparezca en tu cuna, donde te adoro sin tiempo y sin espacio, embebido en tu ternura, en el amor que manifiestas, en la fragilidad con la que te acercas para salvar a los hombres y mujeres de nuestro mundo, en la pobreza, tesoro vacío y abundante, donde nos muestras la riqueza insondable de tu misericordia, de tu dulzura. Permanecer contemplando y quieto, y en silencio, morir a mí mismo para que nazcas y crezcas en el ser que te ofrezco.