Misericordia IV

24 de octubre
Miércoles XXIX

Ef 2, 2-12 el más insignificante…se me ha dado esta gracia

Me das claridad, Señor, para que sepa reconocer mi insignificancia, que ante tu luz se muestra envuelta en tinieblas y en sombras de muerte. Y con la insignificancia reconocida – tan poca cosa, tan mínimo soy, aunque aparente algo-, en el hastío de mi ego absorbente, más me pasma que tu gracia me de el regalo, ahora mismo, de anunciar la riqueza que eres, lo insondable de tu amor, que me envuelve, me consume y aletea mansamente en mi interior.