Dolencias

30 de junio
Sábado XII

Mt 8, 15-17 El tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades
Pongo junto a ti, Señor, en tu cruz, junto al yugo que haces llevadero, como carga ligera, todas las dolencias y enfermedades de nuestro mundo, a los padecen sin remedio, a los que no tienen quien les conforte, a los abandonados de nuestro mundo, a los que sufren por nuestra falta de solidaridad. Se tu su bálsamo y su bendición.

Peter and Paul

29 de junio
San Pedro y San Pablo

II tim 4, 6-8.17-18 A él la gloria por los siglos de los siglos

A ti la gloria, Señor porque con la ayuda de tu gracia sigo corriendo la carrera, mantengo la fe, espero tu venida, anuncio tu mensaje. Me sigues librando de la boca del león, de todo mal, me salvas y me conduces hacia tu reino. Por eso a ti la gloria por los siglos de los siglos. Esto que escribe Pablo lo acojo hoy de una manera especial, y lo hago oración con vosotros, a los veinte años de la ordenación sacerdotal.

Cimientos

28 de junio
Jueves XII

Mt 7, 21-29 El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica…
¿Cómo escucho tu Palabra? ¿Cómo dejo que cale en mí, que entre en mi ser, que penetre hasta lo más recóndito de mi voluntad? ¿Qué tiempo dedico a escucharla en silencio, con contemplación, a rumiarla, a dejar que me nutra? ¿Cómo dejo que anide en mi corazón? ¿Con qué cimientos estoy construyendo mi casa?

Frutos

27 de junio
Miércoles XII

Mt 7, 15-20 Por sus frutos los conoceréis

Tiempo de frutos jugosos en el hemisferio norte. Frutos de verano, En primavera los árboles tiñeron de flores frágiles los horizontes existenciales. Y ahora los melocotones., los albaricoques, las cerezas, las paraguayas, las peritas de san Juan. Frutos que refrescan, que nutren, que son oasis de dulzuras. Frutos que hablan de tu creación, siempre gratuita. Frutos que nos hacen conocer tu don.

Caridad II

26 de junio
Martes XII

Mt 7, 6.12-14 Tratad a los demás como queréis que ellos os traten

Es la Regla Áurea del comportamiento con respecto, y sin embargo la que menos tenemos en cuenta. Tú viviste mostrándonos el camino de la donación, del amor gratuito al prójimo, de la entrega de sí mismo en beneficio de los demás. Y son tantas las veces que pretendo dominar, controlar, absorber, llamar la atención, pretender ser el centro, que me sirvan…en vez de servir. En tantas ocasiones trato a los demás como me espantaría que me tratasen a mí…

Caridad I

25 de junio
Lunes XII

Mt 7, 1-5 No juzguéis y no seréis juzgados

Siempre pendientes del prójimo, Señor, siempre juzgando en el interior, siempre con un corazón duro, envidioso, que se compara, que no resiste la brisa de la benevolencia, la mirada de la misericordia. Juzgar, criticar…a lo que somos tan dados sin darnos cuenta que estas actitudes nos separan de ti.

Bautista

24 de junio
La Natividad de San Juan Bautista

Lc 1, 55-66.80 La mano del Señor estaba con él.

Siempre tu mano, Señor. Sosteniendo, apoyando, acariciando, señalando, dando vida, bendiciendo, acompañando, recogiendo la vida que ponemos en ella, en abandono y oferta existencial. Tu mano puesta sobre tus elegidos, a los que llamas, a los que encomiendas la misión de ser tus testigos hasta los confines de la tierra, a los que haces brillar como luz de las naciones, como a Juan, el más grande nacido de mujer.

Sermón del Monte VI

23 de junio
Sábado XI

Mt 6, 24-34 No podéis servir a Dios y al dinero

Porque despreciará a uno y querrá al otro; o al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo.
Por eso os digo:: no estéis agobiados por la vida, pensando en qué vais a comer o beber…
Así llega hasta mi tu Palabra y me llama a confiar en tu Providencia. Más allá.

Sermón del Monte V

22 de junio
Viernes XI

Mt 6, 19-23 Atesorad tesoros en el cielo

El tesoro de tu presencia en lo más íntimo del ser, el tesoro de tu amor, te tu misericordia, de tu compasión, de tu cercanía, de tu llamada, de tu plenitud ofrecida, derramada. El tesoro que hace rebosar mi copa, que hace descansar mi carne serena, pues mi nombre ha sido pronunciado sobre ti, Señor y Dios mío. Ese es el tesoro al que aspiro. ¿Por qué soy tan necio y me doy tan poca cuenta?