El Pastor bello II

30 de abril
Lunes IV semana de Pascua

Jn 10, 1-10 Yo soy la puerta
Tú eres la puerta del redil, Señor, quien entre por ti se salvara. Tú eres el redil, que nos acoge en la comunidad de tu cuerpo, que es la Iglesia. Tú eres el buen pastor, que nos conduces hacia fuentes tranquilas, que reparas nuestra fuerza. Tú eres puerta, redil, pastor, tú lo eres todo en todos, todo en mí. Tú pastor bello, me permites contemplar tu belleza y morir de amor.

El Pastor bello

29 de abril
Domingo de El Buen Pastor

Hechos 4, 8-12 No se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos

Tu nombre, Jesucristo nazareno, Dios y Salvador nuestro, que hoy contemplamos con la imagen del buen pastor. Buen pastor eres también el pastor bello, que acercas a la belleza del Padre, de quien eres imagen y rostro, a la belleza del Espíritu, que es siempre don, que va derramando mil gracias en nuestro mundo, en nuestra historia, en la creación, y va dejando todo vestido de su hermosura. Cristo, pastor bello, sálvanos.

Iglesia

28 de abril
Sábado III de Pascua

Hechos 9, 31-42 La Iglesia…se iba construyendo y progresaba en fidelidad

Al amparo de tu Pascua, Señor. Crece la Iglesia. Y nosotros crecemos en ella. A medida que crecemos en santidad  por el don de tu gracia, tan gratuito, y nuestro esfuerzo, tan cotidiano, la Iglesia se va construyendo en nuestro siglo, y progresa en fidelidad a ti, y se multiplica. Animada por el Espíritu Santo. Hijos e hijas de tu Iglesia somos. Gracias.

Gloria III

27 de abril
Viernes III de Pascua

Hch 9, 1-20 Una luz lo envolvió con su resplandor

Saulo tiene una experiencia directa de ti, no mediada, turbativa, una experiencia mística en lo habitual, montando a caballo, una puerta de entrada en el misterio de tu ser misterio cercano. Esta semana nos abres la puerta de tu presencia resucitada, de tu paz, de tu luz, de tu palabra, del gozo pascual, de tu gloria que habita en medio de nosotros. Son resplandores que nos llegan, que muchas veces nos pasan desapercibidos. Envuélvenos, Señor, con la certeza de tu ser.

 

Gloria II

26 de abril
Jueves III de Pascua

Mt 5, 13-16 y den gloria a vuestro Padre.

Todo para tu gloria, Señor, todo para mayor gloria de Dios. Que alumbre así nuestra luz, la luz que recibimos de ti, la luz de tu pascua y de tu amor, la luz de luz que eres tú, la luz que alumbra mis oscuridades, de las tinieblas y sombras de muerte, la luz, tu luz, alumbre así a los hombres, para que vean las buenas obras de la Iglesia, las que no aparecen en los medios, las ocultas, y así den gloria a vuestro Padre. Todo para tu gloria, olvidándome de mí.

San Marcos

25 de abril
San Marcos
Mc 16, 15-20 Proclamad el evangelio a toda la creación

Que seamos, Señor, por el don de tu gracia, testigos privilegiados de tu buena noticia en medio de nuestra sociedad, junto a nuestro compañeros de trabajo, entre nuestros familiares y amigos. Que te mostremos y posibilitemos la experiencia directa contigo, mostrando tu rostro, narrando tu historia, tu pasar haciendo el bien, el misterio de tu pascua y de tu amor. Haznos evangelistas en los nuevos aerópagos de nuestra cultura. Testigo de ti, olvidado de mi.

Gloria

24 de abril
Martes III de Pascua
Hech 7, 512,-8, 1 Vio la gloria de Dios

Esteban, judío de nacimiento, ve lo impensable para un judío, lo inconcebible, lo que hace morir a hombre que lo pretende: tu Gloria, Señor. Esteban, lleno de espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios. Fijar la mirada, contemplar, mirar a lo alto de donde viene la luz, entrar en lo profundo, donde reside tu espíritu Santo en mí, y comenzar a ver en lo habitual el rastro de tu gloria. Entre nosotros.

Me buscáis

23 de abril
Lunes III de Pascua

Jn 6, 22 Os lo aseguro, me buscáis
Te busco; Señor, y lo se. Y mis anhelos son retorteros de ausencias enamoradas. Te busco también cuando no se que te busco, cuando distraídamente me busco a mí, cuando te busco donde se que no te puedo encontrar. Te busco cuando ardo en deseos de vida y eternidad, cuando soy sencillo y humilde, o lo intento. Te busco, Seor, como la flecha busca la diana. Solo tengo que dejarme disparar por ti.

Paz a vosotros

22 de abril
III domingo de Pascua

Lucas 24, 35-48 Paz a vosotros
Desde hace dos semanas, Señor, me estás ofreciendo tu paz, la paz de tu presencia resucitada, la paz de tu palabra, la paz de tu eucaristía, la paz de la comunidad cristiana, de la Iglesia, la paz que disipa los miedos y las dudas, aunque existan, y les deja marchar como una nube pasajera. La paz profunda, inalterable, la paz de ser en tu vida sin fin. De gozar la dicha de tu amor.

Cundir

 

 

21 de abril
Sábado II de Pascua

Hechos 6, 1-7 La palabra de Dios iba cundiendo

Tu palabra, Señor, su fuera arrolladora, silenciosa como la suave brisa, eficaz, fecunda. Tu palabra que hace surgir vida donde hay muerte, que crea y recrea todas las cosas, que sana y salva, que acaricia y golpea, que llega hasta cada uno de nuestros corazones, hasta el centro de la sociedad, y comienza a cundir. Que como María nos abramos a tu Palabra.