10 de diciembre
Sábado II de adviento
Salmo 79 Restáuranos, que brille tu rostro y nos salve
Quiero repetir hoy, Señor, esta frase del salmo cada vez que me haga consciente de los descascarillones de mi vida, de las pérdidas de brillo, de las veladuras que van ocultando la esencia bendecida que has puesto en mí. Cada vez que comprenda hoy mi limitación, mi debilidad, mi pobreza y mi pecado quiero abrirme a ti par decirte: Señor, amado mío, restáurame, que brille tu rostro y me salve.