30 de junio
Jueves XIII
Gn 22, 1-19 Toma a tu único hijo…y ofrécelo allí en sacrificio
Este año, por distintas circunstancias, he experimentado esta escena muy cercana a mi vida. Ofrecerte, Señor, lo que uno considera propio, personal, constitutivo. El origen, el recuerdo, el ecosistema que me ha hecho. Ofrecerte la promesa, y sacrificarla en el país de Moria. Renunciar al futuro como uno lo había soñado. Desgarrarse. No reservarme nada, quedar anonadado. En tus manos.