Adviento VII

4 de diciembre
Sábado I de adviento

Is 30, 19-21.23-26 Apenas te oiga, te responderá

No tendrás que llorar, porque se apiadará a la voz de tu gemido. Esto dice tu Palabra, Señor. ¿Por qué, entonces, tantas personas viven sin esperanza, convencidas de tu silencio, de tu indiferencia, cuando no de tu inexistencia? ¿Por qué, si no te escondes ahora, hay tantos ojos incapaces de ver tu rostro? Preguntas que pongo en tus manos, Señor. Hazme niño para responderlas.