Apocalipsis VI

20 de noviembre
Sábado XXXIII

Ap 11, 4-12 Al cabo de tres días un aliento de vida entró en ellos

Un aliento de vida enviado por Ti, Señor, que vivifica los muertos, da vida a lo que la ha perdido, restaura, renueva, llama, convoca a participar de tu vida sin fin, alfa y omega de nuestra existencia. Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, fuente de vida y plenitud verdadera.

Apocalipsis V

19 de noviembre
Viernes XXXIII

Ap 10, 8-11 Cogí el librito y me lo comí

Habías asegurado que al paladar sería dulce como la miel, que el estómago ardería.  Rumio tu palabra, la digiero, y me escuecen las entrañas porque me llamas a proclamar tu verdad. Así es tu palabra, Señor, que cae como la lluvia y fecunda mi tierra. Y hace que me abra para que germine la semilla. Y al abrirme me rompo, me duele. Porque me llamas a proclamar tu verdad.

Apocalipsis IV

18 de noviembre
Jueves XXXIII

Ap 5, 1-10 Vi  un Cordero en pié; se notaba que lo habían degollado

En la visión de Juan, Señor, tú eres el Cordero Degollado, el que abre lo que estaba cerrado, el que permite leer el libro de la vida, el que nos introduce en una existencia real más allá de la existencia que percibimos. Tú, que recibes las copas de oro que son las oraciones de los santos, como himnos de alabanza, con tu sangre comparte para Dios hombres de toda raza, pueblo y nación.

Apocalipsis III

17 de noviembre
Miércoles XXXIII
Ap 4, 1-11 El que estaba sentado en el trono brillaba como jaspe y granate

Visión de tu gloria. En la eternidad te contemplaré y quedaré radiante. Ya ahora busco tu rostro, Señor, no me escondas tu rostro. Tu hermosura, tu belleza, tu gloria, tu majestad. Visión que no alcanzo a vislumbrar, de la que hoy el Apocalipsis trae un eco lejano. Y tu palabra pone palabra en mi boca “Eres digno, Señor, Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor”

Apocalipsis II

16 de noviembre
Martes XXXIII

Ap 3, 1-6. 14-22 Conozco tus obras, y no eres ni frío ni caliente.

Reproche que acepto, Señor, que me deja mudo. Solo ante ti, en oración, confiando que en tu misericordia no me vomitarás de tu boca, que una vez más me das la oportunidad de ser  de verdad un en ti, vacío radical. Se que estás a la puerta, llamando. Me llamas hoy. Quiero abrirte. Que entres, que comamos juntos: acercarme al don de la eucaristía, ser transformado en ti.

Apocalipsis I

15 de noviembre
Lunes XXXIII

Ap 1, 1-4; 2, 1-5 Has abandonado el amor primero…

El amor embebido, el amor sin tiempo ni espacio, el amor  de la entrega sin reservas, del servicio permanente, de la adoración amorosa. El amor que todo lo espera, que todo lo desea, que todo lo confía. El amor que no se consume, que es dulce encuentro. Así escucho que me dices hoy: “Eres tenaz, has sufrido por mi y no te has rendido a la fatiga: pero tengo en contra tuya que has abandonado el amor primero”.

En mi defensa

14 de noviembre
Domingo XXXIII

Lc 21, 5-19 Haced propósito de no preparar vuestra defensa…

Siempre queremos tenerlo todo controlado, Señor, creyéndonos únicos, autores y gestores de nuestra propia vida, de sus circunstancias, sin darnos cuenta que tanto el principio como el final no nos pertenecen, que la vida entera está en tus manos. Está bien recordar hoy que no hace falta que preparemos nuestra defensa, en caso de peligro vital, de persecución, en cualquier caso,  porque Tú nos darás palabras y sabiduría a la que no podrá hacer frente ningún adversario.

Pero…

13 de noviembre
Sábado XXXII

Lucas 18, 1-8 Pero…

…cuándo venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?

Escucho esta parábola en la que nos quieres explicar como orar sin desanimarnos, y ante ti trato de contestar a la pregunta con la que terminas, personalizándola. ¿Encuentras esta fe en mi? Dame el don de la oración continua, para pedirte esta fe.

Dichoso

12 de noviembre
Viernes XXXII

Salmo 118 Dichoso…

El salmo de hoy llega con pequeñas semillas de dicha: dichoso el que camina en la voluntad del Señor; dichoso el que lo busca con todo corazón; en mi corazón escondo tus consignas; no pecaré contra ti; viviré y cumpliré tus palabras; haz bien a tu siervo; ábreme los ojos y contemplaré las maravillas de tu voluntad.
Elijo una semilla, para el día de hoy; que por tu gracia germine en mi ser.

Mirad

11 de noviembre
Jueves XXXII

Lucas 17, 20-25 …porque mirad, el Reino de Dio está dentro de vosotros….

¿Y por qué, Señor, lo buscamos fuera? ¿Por qué creemos que lo tenemos que conseguir, si lo tenemos dado? ¿Por qué tantos afanes y desvelos, tanta vanidad de vanidades? ¿Por qué esperamos algo espectacular? ¿Por qué no miramos en nuestro interior, en lo profundo, donde tan solo tú secretamente moras? ¿Por qué no miramos? ¿Por qué viendo no contemplamos que estás? Ya soy en ti pues eres para mí. Déjame abandonarme.