Una sola carne

4 de octubre
Domingo XXVII semana
Mc 10, 2-16 Ya no son dos, sino un sola carne

Amada en el amado transformada. Entregado, abierto, donado. En alianza de fidelidad, con confianza y abandono.  Con una amor que es paciente y servicial, que perdona siempre, que no pasa nunca.  Que se abre al otro y en el otro se recrea y cobra una vida diferente. Rotos los límites del propio ser.  Así, Señor, es la imagen de tu amor, que se ofrece a los que celebran su matrimonio en la Iglesia. 

Así fue el amor que San Francisco de Asís recibió de ti, con el que te amó, para hacerse uno contigo.

10.04