Eunuco

30 de abril
Jueves III pascua

Hech 8, 26-40 Había ido en peregrinación a Jerusalem

Y volvía cantando, deseoso de conocerte de manera verdadera como único Señor, pues te quería amar con todo su corazón, con toda su mente, con todas sus fuerzas. No sabía como hacerlo y se puso a leer tu Palabra… intuía que en ella estaba la fuente de la vida. El eunuco se encontró al apóstol, que le explicó la escritura, y le anunció el evangelio de Jesús. Se conmovió,  se convirtió y siguió su viaje, lleno de alegría. Si me olvido de ti, Jerusalem, que se me pegue la lengua al paladar.

0430

Gracias

29 de abril
Miércoles III pascua
Mt 11, 25-30 Te doy gracias, Padre….

Te doy gracias.  Porque eres luz sin tiniebla alguna. Porque nos libras de toda injusticia. Por todos tus beneficios. Porque eres compasivo y misericordioso. Porque nos invitas a llegar a ti cuando estamos cansados y agobiados. Porque descubres los misterios de tu amor a los sencillos de corazón. Porque en ti nos ofreces descanso, tú, el manso y humilde de corazón. Por tu Palabra, en la eucaristía de hoy, de la que he tomado esta acción de gracias, en la fiesta de Santa Catalina de Siena, patrona de Europa.

0429

Pan de vida

28 de abril
Martes III pascua

Jn 6, 30-35 Yo soy el pan de vida

Recibir el pan que tú me das. Vivir del alimento que tu pones en mi boca. Ser saciado con tu don, gozar y alegrarme en él. No desear otra cosas no esperar otra cosa no buscar otra cosa sino el pan que tu me das para la vida del mundo. Y compartir tu don, saciar las hambres de nuestro mundo, el hambre de pan material, el hambre de ti. Llevar hasta ti, pues nos dices: el que vine a mí no pasará hambre.

0428

En el lago

27 de abril
Lunes III  pascua

Jn 6, 22-29 Al encontrarlo, en la otra orilla del lago

Tu don, tu misericordia conmigo, me ha permitido estar esta semana santa en el lago de Tiberíades. Allí no solo he encontrado tu rastro o tu huella, sino que te he encontrado.  Resuenan de un amanera distinta las palabras del evangelio de hoy, que pronunciaste en esa orilla: “La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado”. Creer sin haber visto.  Creer, más allá de haber visto el lago.

0427

Tu paz

26 de abril
III Domingo de pascua

Lc 24, 35-38 Paz a vosotros

Segundo domingo de pascua que nos ofreces tu paz, al presentarte en medio de nosotros. Tu presencia ofrece paz. Tu presencia pacifica, pues nos ofreces el don de la vida resucitada, de la vida  plena, de la vida que ha triunfado sobre el mal y la muerte. Tu paz llega a nuestros miedos, a nuestras alarmas, a nuestras dudas, a nuestra sed de ti. Nos ofreces tu paz, Señor, nos pacificas, nos invitas a transmitir tu paz en nuestro mundo.

0426

Proclamad

25 de abril
Sábado II de pascua
Mc 16, 15-20  Id al mundo entero y proclamad el evangelio a toda la creación

Al norte frío, al cálido sur; a donde brota la aurora, por donde se pone el sol; a los desiertos y a las selvas; al campo y a la ciudad; a las piedras y a la arena; a las flores y a los pájaros; a los cielos claros, a las noches estrelladas; al mar, a la montaña; a los hombres y mujeres que sufren; a los que están alegres; a los que creen, a los que no creen, a los que quieren creer y no lo saben, a los que creen que no quieren creer…que en toda la tierra resuene el pregón y hasta los límites del orbe el lenguaje del evangelio. Por mi voz. Con tu gracia.

0425

Cinco panes

24 de abril
Viernes II de pascua
Jn 6, 1-15 Cinco panes de cebada y dos peces

¿Qué es la nada que tengo para dar de comer a una multitud? Nada. Y sin embargo, ofrecido a ti, conviertes mi nada en signo de tu presencia salvadora, en alimento que sacia, en abundancia mesiánica.  Ofrecerte mi poco, Señor; conocer mi pobre realidad, tan limitada por el pecado, y dejarla en tus manos; abandonarme y dejarte hacer. Confiar en que tu operas el milagro, en esta pascua.

0424

A Dios

23 de abril
Jueves II de pascua

Hch 5, 27-33 Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres

Obedecerte a ti, Señor, en medio de una sociedad indiferente a todo lo tuyo, en un mundo que desconoce  el don que nos ofreces con tu pascua, la vida de plenitud a la que nos llamas. Obedecerte a ti, Señor, en medio de una sociedad tantas veces predispuesta negativamente a ti, a lo que viene de tu cuerpo, que es la Iglesia. Obedecerte: escuchar tu Palabra, entrañarla, darla como luz, resucitada  resucitadora, al mundo. Como hizo María.

0423

Un modo de vida

22 de abril
Miércoles II de  pascua

Hch 5, 17-26 Explicad al pueblo este modo de vida.
Tú nos liberas de nuestra propia prisión, como a los apóstoles tras la pascua, para que vayamos al pueblo y expliquemos el modo de vida al que nos llamas, que nos ofreces con la ayuda de tu gracia. Ser resucitados en ti, dar testimonio de tu amor, pues tanto has amado al mundo que nos has dado a tu hijo para que tengamos la vida verdadera, la vida eterna. Ayúdanos tú, Señor, a ser testigos.

0422

Grupo de creyentes

21 de abril
Martes II de pascua
Hch 4, 32-37 En el grupo de creyentes…

…todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía. Fruto de tu resurrección, Señor, la comunidad cristiana, la Iglesia, congregada por ti. Hombres y mujeres nacidos de nuevo, llevados por el soplo de tu espíritu, que no tienen ya el corazón de piedra sino el corazón de carne resucitada, y por eso son uno.  Haznos así, Señor, en la Iglesia: donantes de vida en el compartir.

0421