Desnudos

8 de febrero
Jueves V semana

Gn 2, 18-25 Los dos estaban desnudos, pero no sentían vergüenza uno del otro

Al principio el ser humano estaba en armonía: con Dios, con el resto de los seres y entre ellos. Su naturaleza era buena y completa. Por ello su desnudes, su propia realidad, era buena y no entraba en su lenguaje, ni en sus sentimientos, la vergüenza.

Esa armonía, esa bondad natural, se rompió por efecto del pecado. Pero mantenemos ese sello de la creación que hemos recibido de manos de Dios. Nuestra desnudez, la verdad de nuestro ser, no debe avergonzarnos: somos de Dios y somos buenos.

Aliento

7 de febrero
Miércoles V semana

Gn 2, 4-9 Sopló en su nariz un aliento de vida…

Esta semana tenemos la oportunidad de irnos acercando al origen de nuestra vida. La narración mítica del génesis nos dice que Dios, creador de toda la vida, de nuestra vida, hizo una estatua de arcilla modelada del suelo. Sopló en su nariz un aliento de vida y el ser humano se convirtió en ser vivo. Tenemos, desde el principio, un aliento de vida que nos ha dado Dios, que nos ha animado, que nos alienta y nos mantiene como seres, creados por él.

Puedes dejar durante unos minutos que Dios vuelva a soplar un aliento de vida en ti, ahora mismo.

A imagen y semejanza

6 de febrero
Martes V semana

Gn 1, 20-2,4 Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza

De ahí partió Dios en el momento de crear al hombre y a la mujer. Nos hizo con el deseo de que fuésemos seres a su imagen y semejanza. Que siendo criaturas lleváramos la impronta del creador. Somos imagen de Dios, estamos hecho a su semejanza. Creados por amor, creadores desde el amor.

Somos, Señor, seres tuyos, impronta de tu ser.

 

 

 

Al principio

5 de febrero
Lunes V semana

Gn 1, 1-19 Al principio creó Dios el cielo y la tierra

Desde el principio está Dios, en el origen de todo. Generando vida. Y vida abundante. De la nada todo. En el vacío nace la creación. Del caos informe y de la tiniebla comienza a brotar, del ser de Dios, lo que  el mismo Dios ve como algo bueno.
Desde el principio de mi vida está Dios. Creando. Siempre. Sacando de mis tinieblas luz. De mis noches días. Dios creó y sigue creando….cada día.

 

Mándame

4 de febrero
Domingo V semana

Is 6, 1-8 ¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?

La Palabra llega hoy y pone delante de nosotros la vocación de Isaías. En un contexto de purificación, el profeta escucha la pregunta de Dios, que encierra una llamada: ¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?

Deja que, por un momento, estas preguntas resuenen en tu interior. Dios necesita que sigamos desempeñando, en su nombre, una misión evangelizadora, haciéndole presente en medio de nuestro mundo. Aquí estoy, mándame.

Con Él

3 de febrero
Sábado IV semana

Mc 6, 30-34 Volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado

Volver siempre donde Jesús. Repasar la vida junto a él, contarle lo que hemos hecho cada día, darle gracias por los bienes recibidos, pedirle perdón por todas las ocasiones que hemos dejado escapar su gracia, sin acogerla, pedirle su ayuda, deseando que cada momento nos una más a El, nos dejemos afectar más por él. Acercar a Jesús nuestra vida, ya que él se ha acercado a nosotros, para salvarnos.

Irse en paz

2 de febrero
Presentación de Jesús en el templo

Lc 2, 22-40 Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz

En este mes de enero han sido unas cuantas personas conocidas, algunas de ellas en la madurez o en la plenitud de la vida y de la misión, han muerto. Han entrado en la vida, acogidos por el Señor de la vida. Algunos muy conscientemente, han confiado en la promesa: Yo soy la resurrección y la vida, quien crea en mi, aunque haya muerto, vivirá. Y al ver a Jesús, tan cerca, le pidieron, “Ahora, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz”.

Austeridad y pobreza

1 de febrero
Jueves IV semana

Mc 6, 7-13 Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más

Austeridad y pobreza. Dos palabras que nos pueden hacer temblar y que preferimos no tener que usar demasiado. Son, sin embargo, dos palabras a que nos ofrece Jesús para iniciar el camino de la evangelización. Austeridad porque somos discípulos de aquél que no tenía un lugar donde reclinar la cabeza. Pobreza porque manifiesta la confianza y la dependencia de Dios, que es el que actúa y realiza, con nuestros pobres instrumentos, la misión que él mismo nos confía. Dándonos un bastón, y nada más.