El ayuno

23 de febrero
Viernes después de ceniza

Is 58, 1-9 El ayuno que yo quiero es esto: que no te cierres a tu propia carne

Ayunar. Ayunar para transformar nuestro corazón de piedra en un corazón de carne. Ayunar para conseguir liberarnos de las cadenas a las que nos ata el propio egoísmo. Ayunar para que nuestra mirada se haga limpia para mirar la realidad propia y ajena: Ayunar para comprometerse en acerca el Reino de Dios, que ya está cerca, a nuestro mundo, en nuestra sociedad. Ayunar de nuestras propias ideas, prejuicios, y planteamientos para abrirnos a los otros, los diferentes…

Y ayunar es partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que va desnudo.. y no cerrarse a tu propia carne.